domingo, 22 de enero de 2017

El molino de la Carihuela o de los Campoy en Benínar (Almería)

Gracias a la aplicación Whatsapp los benineros estamos haciendo vínculos nuevos o rescatando los perdidos desde hace décadas, compartiendo experiencias de nuestras vidas que habíamos guardado en el baúl de los recuerdos. De esta forma he tenido la fortuna de conocer y tratar a benineros que de otro modo no habría sido posible. La distancia ya no es un problema, la revolución en las telecomunicaciones ha hecho que de nuevo seamos un pueblo, eso sí, virtual.

Este artículo sé que os sabrá a poco, que queréis más información. Todo a su debido tiempo. Esto es sólo un adelanto de lo que más adelante vendrá.

La actividad industrial en nuestro Benínar fue de gran importancia,  no todo era minería, también hubo molinos, almazaras y otros negocios como fábricas de cuerdas, barriles, ladrillos, de pan… El olor a alpechín, a esparto húmedo, madera quemada o pan recién hecho con la misma harina que producía nuestra tierra envolvía la atmosfera que respiraban nuestros antepasados.





En palabras de mi bisabuela Constanza Martín Rodríguez, dueña hasta su muerte del Molino de las Tres Piedras situado en el término de Darrícal, “un molino es un buen negocio”, a decir verdad, antaño era de los mejores negocios que se podía tener. Había mucho trabajo pero el rendimiento económico era grande. El pan estaba asegurado, el alimento para los animales también y el beneficio económico considerable ya que la harina era la base de la alimentación en aquella época, moneda de cambio en cualquier trueque y fácil de vender.

Hoy os contaré una parte de la historia del molino de la Carihuela o de los Campoy, os adelanto algo de lo que llevo escrito sobre este lugar. Antes de comenzar quiero agradecerle a Antonio Campoy Roda el tiempo que me dedicó tomándonos unas cervezas en Berja, a Susi Campoy Galera y Antonio Campoy Jiménez por las fotos e información que desinteresadamente me habéis proporcionado sin habernos tratado en persona. Quiero hacer una llamada a todo aquel que tenga fotos, documentos o posea información para completar la historia de este molino. Una escritura me daría una información muy valiosa para hacer una cronología y completar esta investigación, una foto del molino complementaría (y de qué manera) esta historia.




En la primera mitad del XIX  la población alpujarreña en general y de Benínar en particular no dejaba de aumentar, la actividad minera necesitaba una ingente cantidad de mano de obra. Se pusieron en explotación nuevas tierras sembrándolas con cereales para poder alimentar a toda esa población que había venido a trabajar, también a los miles de mulos y burros que transportaban el mineral de toda la Alpujarra al puerto de Adra. Era el momento ideal para construir un molino harinero.

La Carihuela era un lugar propicio, por allí pasaba la acequia de la Vega y tenía suficiente caudal para mover una piedra. En el año 1837 Antonio Quevedo, vecino de Turón y dueño de aquel lugar solicitó al ayuntamiento de Benínar permiso para la construcción de un “molino harinero de una piedra que usaría la fuerza hidráulica de la acequia de la Vega para moler”.

El ayuntamiento autorizó la construcción pero impuso una serie de condiciones:
Primera. Sólo podrá usar los sobrantes del agua de la acequia.
Segunda. Si en la conducción de las aguas al molino se perjudicara a un tercero, éste deberá ser indemnizado.
Tercera. Que pague los impuestos que le corresponda.
Dos meses tardaron en construirlo, las piedras para moler seguramente las traerían de la cantera que había en Darrícal.

Desconozco en qué momento el molino pasó a manos de la familia Campoy, la referencia más antigua que tengo es de 1879, Antonio Campoy Sánchez, de ejercicio molinero, solicita la propiedad de una mina de mineral de hierro que llamó San Ambrosio. En 1917 su hijo Antonio Campoy Sánchez (padre e hijo se llamaban igual) era el tercer mayor contribuyente que residía en Benínar, vivía en el molino y pagaba 93,45 pesetas por renta rústica, 20,22 por urbana y 23,76 por industrial. En total 137,43 pesetas en impuestos.





Lo que se cobraba por moler se llamaba maquila, variaba según la cantidad, si era un costal tocaba más o menos un celemín. Si era de grano fino, por ejemplo de trigo, el celemín se enrasaba con un palo, si era de grano gordo, por ejemplo maíz, no se enrasaba.






El molino de los Campoy existió durante casi 150 años, de ellos 138 moliendo el grano que nuestra tierra producía y alimentando con su harina a varias generaciones de benineros. Que no caiga en el olvido.

3 comentarios:

Susi1976 dijo...

Cuanta historia tiene el molino. Un escrito precioso.
Muchas gracias.

José Antonio Díaz dijo...

Estupendo relato del molino, yo por mi edad, al igual que este tuve la suerte de conocer todos los molinos que había en Beninar, empenzando por el "hondero" y terminando por el "altero".

tamara dijo...

Hola! me permito escribir pues estoy buscando información sobre un molino en Berja,
cuando era peque mi abuela me contaba que sus padres tenían un molino en Berja creo,sabria usted algo? podría ayudarme? gracias de antemano
tamara