domingo, 21 de octubre de 2018

El octubre negro de Benínar. Centenario de la epidemia de gripe de 1918

Hace unos años publiqué un artículo en el blog de Plaza de Benínar hablando sobre los efectos del virus de la Gripe Española de 1918. Coincidiendo que este mes se cumple cien años de su paso por Benínar os voy a dar más datos sobre lo que aconteció en nuestro pueblo.

Hoy no os voy a hablar de lo que es un virus, de lo que es una cepa, ni del desarrollo de la enfermedad y acontecimientos mundiales que produjeron, para eso está el buscador de Google, buscad y encontrareis estudios muy buenos sobre el tema. Este trabajo es sobre Benínar, para que nuestros descendientes sepan que la vida de sus ancestros pendió de un hilo (o mejor dicho, de un virus).

Como bien os dije en mi anterior artículo, cada vez que subo a Hirmes saludo al buen doctor, a don Eugenio Sánchez Quero que luchó contra esta enfermedad en el hospital de Ugíjar y perdió la batalla. Cada vez que visito nuestro cementerio presento mis respetos a sus restos por haber cumplido con su juramento Hipocrático y no haber salido huyendo como otros muchos hicieron.


Juramento Hipocrático Bizantino del siglo XI. Biblioteca del Vaticano.


En este artículo quiero recordar a otro olvidado de Benínar, a Juan Sánchez Quero, hermano del anterior, ya que fue el médico que dio consuelo a los enfermos, el que luchó contra la enfermedad en Benínar y que fue olvidado por el simple hecho de sobrevivir a esta. Si hubiera caído en el campo de batalla seguro que también habría tenido busto en la plaza. Y es que como bien dice el refranero español “Nadie es profeta en su tierra” (salvo don Eugenio).

Este año se cumple el primer centenario de la epidemia de gripe que causó de 50 a 100 millones de muertos en el mundo.


El virus llegó a Benínar a finales de septiembre y el siguiente mes fue el de mayor mortandad. Lo he llamado “el octubre negro de Benínar” ya que segó la vida de 38 vecinos.

En el siguiente gráfico vemos la evolución de la mortandad en Benínar de 1907 a 1921. Observe el espectacular aumento de fallecimientos en 1918.




Por los datos que he podido recoger y estudiar, los primeros casos se dieron en Hirmes y pocos días después Benínar. Esto no quiere decir que un lugar infectara al otro. Benínar y su anejo Hirmes eran los lugares de tránsito de viajeros procedentes de Berja y Adra que iban a la parte alta de la Alpujarra y viceversa.

Por poneros un ejemplo de cómo pudo ocurrir la infección: en aquella época el anís de Benínar tenía fama internacional y los viajeros, después de cruzar el Llano, subir por el río o llegar a Hirmes, una copa de aquel afamado anisete en la tasca local calentaría el cuerpo dando fuerzas para seguir el camino a aquel maltrecho cuerpo que sufría la enfermedad. Un par de estornudos o toses en aquel local fueron suficientes para infectar a alguno de los presentes y comenzar la epidemia.

El virus era más virulento en la juventud y causó mayor número de muertes. No es fácil imaginar en una casa a todos sus miembros infectados y ver los padres morir a sus hijos.

En el siguiente gráfico podemos ver los óbitos por grupos de edad, se observa que el virus era más virulento con los jóvenes.





En el siguiente gráfico vemos los fallecimientos por meses. El mes de octubre fue donde la enfermedad estaba en su cenit, el número de contagios era más elevado y por ende, el de muertos también. Las epidemias hacen su aparición, aumenta el número de individuos afectados hasta un máximo y a partir de ahí el número de casos va descendiendo hasta desaparecer.






En el siguiente gráfico podemos ver las defunciones día a día durante el mes de octubre, del 13 al 19 inclusive es cuando hay mayor número de casos y de muertes. Fue una semana terrorífica donde el cura párroco decidió no tocar a difunto para que los enfermos no se deprimieran. Había mucho miedo en la población a contraer la enfermedad.





En el siguiente podemos ver el gráfico de fallecidos por edad, vemos que el de mayor edad tenía 43 años.





Ahora os daré una pequeña biografía de don Juan Sánchez Quero, ese médico de Benínar que se jugó el tipo día a día viendo como fallecían sus pacientes y amigos sin poder hacer nada, ya que la medicina de la época no estaba a la altura.



Juan nació en Benínar en 1873, terminó Bachiller veinte años después y cursó los estudios de Medicina y Cirugía terminando en 1899. 


Juan Sánchez Quero con su hija Araceli en su moto marca Indian.




Primero ejerció en Murtas y en 1908, al quedar vacante la plaza de médico en Benínar por dimisión del que la ocupaba, se le nombró. Durante treinta años curó y cuidó a nuestros abuelos. 



Convenció a su hermano José, arcediano de la catedral de Granada, para que cediera al pueblo la parte del agua que le correspondía de la fuente de la Cañarroda para el suministro de agua potable, erradicando de una vez por todas las epidemias de cólera, disentería y similares que se transmitían al beber el agua del río.

Esta donación salvó la vida de muchos de nuestros antepasados, hecho que no debemos nunca olvidar.

Este fin de semana, cuando suba a Hirmes, le diré al busto del buen doctor, que allá donde esté, le dé las gracias a su hermano por los servicios prestados al pueblo de Benínar. Cuando vaya al cementerio se los daré en persona.

Saludos.

1 comentario:

Paco Ramón Maldonado Ruiz dijo...

Me planteo unas cuantas preguntas que en cierta medida me las puedo imaginar comparando el cómo eran los entierros medio siglo despúes que yo los viví en Benínar.
Dichas preguntas son:
¿Que mujer no quedó vestida de luto?.
¿En que cementerio?.¿En el de las Cabaillas o el que estaba dentro del pueblo?.
¿Fueron enterrados directamente en la tierra?.
¿Como se trasladaban al cementerio?.
¿Como se trasladaron los cadáveres desde Hirmes a Benínar?.
Medio siglo despúes así eran los entierros:
Es un tema que tengo apuntado para desarrollar.