viernes, 5 de enero de 2024

Los billetes municipales de Benínar

En 2009 escribí un artículo que denominé “El banco de Benínar”. Artículo que quiero desarrollar al disponer de nueva documentación. Sepamos más sobre este tema.

1938 no fue un año bueno para nadie. España estaba dividida en tres bandos: los nacionales, los republicanos y los que sólo querían vivir en paz (que eran la mayoría y les traía floja las ideas revolucionarias o conservadoras de unos u otros). Los años de guerra destrozaban al país y a su sociedad desde los cimientos. El miedo, la envidia, el odio… campaban a sus anchas por las calles de ciudades y pueblos buscando a quien culpar y descargar la ira acumulada durante generaciones.

Benínar no fue la excepción, pero este no va a ser el artículo donde os hable de ese tema, para eso deberán pasar muchos años porque los hechos acaecidos todavía levantan ampollas 83 años después de haber ocurrido.

Esta historia comenzó el 15 de septiembre de 1938, el ayuntamiento convoca un pleno para tratar un asunto sumamente delicado, no hay dinero en circulación en el pueblo para realizar las compras diarias.



50 céntimos de 1937


En los últimos años de la Guerra Civil hubo una gran escasez de moneda fraccionaria en circulación, las monedas de cobre y plata desaparecieron rápidamente porque tenían mayor fiabilidad para las gentes que el papel moneda. Esto último quedó patente al acabar la guerra, todos aquellos que habían cambiado los billetes viejos por nuevos perdieron todos sus ahorros dado que carecían de valor. El gobierno republicano no dejó ni un momento de fabricar billetes, necesitaban dinero y las máquinas trabajaban noche y día, papel moneda que no valía nada.


Billete de 1927


Siendo niño me conto mi abuela que un poco antes de acabar la guerra llegó un camión al pueblo, con un altavoz pregonaba por sus calles el mensaje “se cambian billetes viejos por nuevos, cambie sus billetes rotos por nuevos, así durarán más…” y ni que decir que muchos picaron. Cambiaban billetes con fecha anterior a 1936 por otros con fecha posterior ya que nadie sabía (los del camión sí) que el gobierno franquista en diciembre de 1938 emitió un decreto por el que los billetes emitidos después del 18 de julio de 1936 dejaron de tener valor. 13.251 millones de dinero legal en circulación y 10.536 millones depositados en cuentas corrientes y de ahorro pasaron a no valer nada en el lado franquista.

El oro y plata siempre han sido refugio para la inflación. Las monedas de Alfonso XII y XIII e incluso Isabel II estaban muy cotizadas entre la población y se guardaban a buen recaudo, de hecho eran las usadas en grandes compras, por ejemplo cuando se compraba una casa o tierra.




5 pesetas de plata. 1878 Alfonso XII


En 1938 el gobierno republicano aprobó un decreto prohibiendo y considerando delito la posesión de monedas de plata, necesitaba que la gente entregara esa plata para financiar la guerra. Pero ahí no acaba todo, el gobierno de Franco en Burgos, el 20 de enero de 1939 promulgó una ley que privaba de curso legal a todas las monedas de plata anteriores a la guerra y ordenaba su requisa y entrega por parte de sus propietarios, a cambio le daban el valor en billetes (menudo negocio, ya que con una inflación disparada el dinero cada vez valía menos).

El quince de septiembre de ese año, 1938, el alcalde Juan Maldonado Sánchez, mi abuelo, convoca a los vocales Francisco Sánchez, Aurelio Maldonado Sánchez y Federico Checa para tratar de solucionar el problema de la falta de moneda fraccionaria. Se manda imprimir vales de moneda para que circulen en Benínar, con la garantía de su Concejo Municipal por una cantidad de mil pesetas en la siguiente forma:

-quinientos vales de una peseta.
-quinientos vales de 50 céntimos.
-mil vales de 25 céntimos.


Billete de 1 peseta



Vale manuscrito de 25 céntimos


Billete de 50 céntimos


Esta cantidad de mil pesetas, en billetes del Banco de España, se guardó en las arcas municipales en calidad de depósito, era el dinero que avalaba esos vales. Se encargó a una imprenta (seguramente de Berja o Adra) los billetes de 1 peseta y 50 céntimos, los de 25 céntimos se hicieron a mano (así se ahorraba en gastos de impresión).

Los nuevos billetes o vales, se pondrían en circulación según las necesidades del pueblo, serian de curso legal y valor local, conforme llegase moneda republicana se irían canjeando.

De este modo el ayuntamiento de Benínar se convirtió en un banco.

El año pasado encontré estos billetes por casualidad en Barcelona, formando parte de una colección privada. No os podéis imaginar la emoción que sentí al verlos, creía que no quedaba ninguno ya que fueron destruidos conforme se cambiaban en el ayuntamiento por billetes de curso legal. Estos se salvaron porque alguien se los llevó a Cataluña metidos en la cartera, acabó la Guerra Civil, dejaron de tener valor y terminaron en manos de un chiquillo llamado Martí Cot que empezó a coleccionar billetes de este tipo, hoy llamados de necesidad.

Saludos Benínar.


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