lunes, 24 de febrero de 2025

La emisión de billetes municipales en Úbeda (Jaén)

Introducción.

Úbeda es uno de los pueblos más importantes de la provincia de Jaén, de gran importancia histórica y monumental. Creo que la provincia de Jaén tiene muchísimo que aportar al coleccionismo del billete local, que sólo se ha rascado la superficie. Sólo hace falta gente interesada en sacar a la luz toda esta historia.

Hoy os voy a contar lo que he descubierto de las emisiones del Ayuntamiento. Hay otra del Consejo Municipal pero son de fantasía, es decir, billetes inventados para timar al coleccionista novato. Nuestro colega Amadeo Amorós los describe al detalle en la página 255 de su libro.

En este estudio sólo he podido consultar como fuente los libros de actas del ayuntamiento correspondientes al periodo de la Guerra Civil.

Las emisiones del Ayuntamiento.

Los ubetenses sufrieron los mismos problemas económicos que el resto de españoles, la falta de dinero fraccionario para la compra-venta fue sólo uno de ellos. La inflación, la incertidumbre económica y las ansias del gobierno republicano por acaparar las monedas de plata y oro para pagar el material bélico que se compraba en el extranjero provocó que desaparecieran de la circulación estas monedas, así los ayuntamientos, asociaciones, entidades públicas o privadas emitieron papel moneda avalado, en la mayoría de los casos, con billetes del Banco de España.

La fecha de la primera emisión es del 1 de marzo de 1937, en el mes de abril se ordena el pago de 23.000 billetes de moneda fraccionaria a la empresa Industrias Gráficas, que fue la encargada de su impresión. De numerarlos se encargó un tal Andrés Blanco, que cobró 100 pesetas por “la numeración y confección de 3.000 vales de papel moneda”, numerar y sellar.

A comienzos del mes de julio, la imprenta Industrias Gráficas, hace una segunda entrega de billetes, en total 78.000, cobrando 1.466,40 pesetas “para facilitar los cambios en esta población, acordándose librar esta cantidad con cargo al capítulo de imprevistos”. A finales de este mes vuelve a hacerse una entrega, 36.000 billetes cobrando 714 pesetas con 40 céntimos.

A principios de septiembre se suministran 99.200 billetes de 10 y 25 céntimos, cobrando 1785,60 ptas por el suministro.

En octubre se presenta otra factura por entrega de billetes y la empresa lo que hace es meter todo el pedido en el mismo lote: “Una factura de Industrias Gráficas de mil cuatrocientos noventa pesetas por impresos, bandos, manifiestos, encuadernación de Gacetas y documentos, y papel moneda entregado para este ayuntamiento”.

A primeros de enero de 1938 se presenta “Una factura de Industrias Gráficas de mil setecientas veintidós pesetas, importe de ochenta y seis mil billetes de papel moneda fraccionaria para el intercambio local y se acuerda librarlos al capítulo de imprevistos”. Supongo que corresponde a la segunda emisión ya que un par de semanas después se empezaron a retirar.

El 20 de ese mes empieza la recogida de los billetes emitidos. “Se da lectura acto continuo al Ministerio de Hacienda y Economía fecha seis del corriente, publicado en la Gaceta del día ocho, referente a la anulación en el plazo de un mes de los bonos emitidos por Organismos y Sindicatos. La Comisión Municipal Permanente queda enterada perfectamente del contenido del Decreto de referencia, acordándose por unanimidad darle exacto cumplimiento, debiendo retirarse los bonos emitidos por este consejo municipal a medida que se reciban las monedas fraccionarias a que alude el decreto leído”.

En total se emitieron más de 322.200 billetes.

Hubo quejas del ayuntamiento hacia la imprenta Industrias Gráficas por los precios que cobraban en la elaboración de los billetes (he estimado que cobraban sobre 1,86 céntimos por billete).

Acción de Industrias Gráficas S.L.

Industrias Gráficas S.L. fue constituida el 24 de febrero de 1933 ante el notario José Antonio García de Castro con un capital social de 100.000 pesetas en acciones nominales de 100 pesetas cada una. Estaba situada en la calle Trinidad número 65. Durante la Guerra Civil esta empresa fue socializada, encargándose de suministrar al Consejo Municipal y otros organismos el material que necesitaban para su funcionamiento administrativo, pero los precios que cobraban eran altos, negándose el alcalde a seguir pagando las facturas que enviaban hasta que no se reunieran con él y dieran las oportunas explicaciones. Debieron convencerle dichas explicaciones porque la factura fue saldada.

Características de los billetes.

Se usó papel color crema con forma rectangular y distintas medidas según el valor del billete. Tienen corte punteado de matriz en el lado izquierdo. Impresos por ambas caras.

Venían en tacos, punteados a la izquierda para separarlos.

En el anverso llevan la serie y numeración impresa en color negro. Enmarcados por una cenefa. Firma del alcalde, con nombre impreso: “Blas Duarte”. Abajo una inscripción “Nota: Este billete no es valedero si va doblado”.

En reverso. Texto impreso o no y sello tamponado en color violeta con la leyenda “DEPOSITARIA DE FONDOS MUNICIPALES – ÚBEDA”.

Valores:

-Billete de 10 céntimos. Corresponde a la serie D. Medidas 105 x 45 mm

Billete tipo A

Billete tipo B

Los hay de dos tipos.

a. Anverso. Estampado en color rojo. Serie y numeración en la parte superior. Valor del billete en letra y número (en letra usando tinta negra y en número roja). Fecha de emisión, organismo emisor, tipo de billete y firma con nombre y apellido en mayúscula del alcalde. Pie de imprenta con la frase “Nota: Este billete no es valedero si va doblado”. En el lateral izquierdo leyenda “INDUSTRIAS GRÁFICAS S.L. ÚBEDA”.

Reverso. Con la leyenda en letras color rojo “Este Billete es valedero solamente en el interior de este término municipal pudiendo ser canjeado por Billetes del Banco de España cuando a su poseedor le interese en la Oficina de Intercambio que para los efectos ha montado el Ayuntamiento en esta Alcaldía”. Sello tamponado color violeta.

b. Anverso. Todo en tinta negra. Serie y numeración en la parte superior. Valor del billete sólo en letra en el lado izquierdo. Fecha de emisión, organismo emisor, tipo de billete y firma con nombre y apellido en mayúscula del alcalde. Pie de imprenta con la frase “Nota: Este billete no es valedero si va doblado”. En el lateral izquierdo leyenda “INDUSTRIAS GRÁFICAS S.L. ÚBEDA”.

Reverso. Estampado punteado haciendo cuadrados en color rojo. Valor del billete en el centro y en número, todo en rojo. Sello tamponado color violeta.

-Billete de 25 céntimos. Corresponde a la serie C. Medidas 102 x 52 mm


Billete tipo A


Billete tipo B

Los hay de dos tipos:

a. Anverso. Estampado con filigranas en color rojo. Serie letra C y numeración en la parte superior. Valor del billete en letra y número en el centro (en letra usando tinta negra y en número roja). Fecha de emisión, organismo emisor, tipo de billete y firma con nombre y apellido en mayúscula del alcalde. Pie de imprenta con la frase “Nota: Este billete no es valedero si va doblado”. En el lateral izquierdo leyenda “INDUSTRIAS GRÁFICAS S.L. ÚBEDA”.

Reverso. Con la leyenda “Este billete es valedero…”, en letras color rojo. Sello tamponado color violeta.

b. Anverso. Todo en tinta negra. Serie letra C y numeración en la parte superior. Valor del billete sólo en letra. Fecha de emisión, organismo emisor, tipo de billete y firma con nombre y apellido en mayúscula del alcalde. Mismo pie de imprenta y leyenda lateral izquierda que los anteriores.

Reverso. Estampado con filigranas en color rojo. Valor del billete en el centro en tinta roja y en número. Sello tamponado color violeta.

-Billete de 50 céntimos. Corresponde a la serie B. Medidas 105 x 65 mm


Billete tipo A


Billete tipo B


Dos tipos:

a. Anverso. Estampado en color rojo. Serie letra B y numeración en la parte superior. Valor del billete en letra y número (en letra usando tinta negra y en número roja). Fecha de emisión, organismo emisor, tipo de billete y firma con nombre y apellido en mayúscula del alcalde. Pie de imprenta y lateral izquierdo con las mismas leyendas que los anteriores.

Reverso. Con la misma leyenda que los anteriores, en letras color rojo. Sello tamponado color violeta.

b. Anverso. Todo en tinta negra. Serie letra B y numeración en la parte superior. Valor del billete sólo en letra. Fecha de emisión, organismo emisor, tipo de billete y firma con nombre y apellido en mayúscula del alcalde. Mismo pie de imprenta y leyenda lateral izquierda que los anteriores.

Reverso. Estampado con filigranas en color rojo. Valor del billete en el centro en tinta roja y en número. Sello tamponado color violeta.

-Billete de 1 peseta. Sólo hay un tipo. Corresponde a la serie A. Medidas 105 x 71 mm

Billete de 1 peseta

 

Anverso. Rodeado de una filigrana con el valor del billete duplicado en letra, usando en un caso tinta roja y en el otro negra. Fecha de emisión, organismo emisor, tipo de billete y firma con nombre y apellido en mayúscula del alcalde. Con leyendas en la parte inferior e izquierda.

Reverso con sello ovalado tamponado color violeta, misma leyenda que los anteriores en tinta color rojo.

Variantes.

Dos.

a.      Sin la leyenda al pie “Nota: Este billete no es valedero si va doblado”.

b.     Sello en el anverso.

Biografías.

+Alcalde. Blas Duarte Ortiz.

Natural de Úbeda y de profesión panadero. Fue miembro de la Sociedad Obrera de Panaderos «La Reforma» de la UGT, estuvo afiliado a la Agrupación Socialista de Úbeda (Jaén).

Fue elegido concejal del ayuntamiento de dicha localidad en las elecciones municipales de abril de 1931, siendo portavoz del Grupo Municipal Socialista y ejerciendo como 5º teniente de alcalde hasta agosto de ese año y desde esa fecha como 4º teniente de alcalde.

Durante los meses de febrero a mayo de 1934 fue suspendido de su cargo de concejal por insultos y ofensas públicas a los otros concejales y al gobierno, en enero de 1935 fue cesado por el gobernador civil.

Tras el triunfo electoral del Frente Popular fue nombrado presidente de la Comisión Gestora del citado ayuntamiento siendo desde el 9 de marzo de 1936 hasta el 4 de junio de 1938 alcalde del ayuntamiento de Úbeda. En 1937 era presidente de la Casa del Pueblo y de la AS de Úbeda, por la que fue delegado al II Congreso de la Federación Provincial Socialista del PSOE de Jaén celebrado en dicha localidad el 30 y 31 de octubre de ese año.

Finalizada la guerra civil se exilió en Francia y posteriormente en Gran Bretaña donde, en 1972, formaba parte de la Sección del PSOE de Londres. Desconozco cuando falleció.

+Depositario de fondos municipales. Sixto Aparicio Quesada.

De oficio industrial, representante de la casa Trevijano (alimentación). Nombrado para el cargo de depositario el 21 de octubre de 1935. Miembro de la UGT.

Conclusiones.

Estimad@ lector o lectora.

Espero que te haya gustado este artículo, horas de trabajo tiene y muchas. Me hubiera gustado poder decir el número de billetes que se emitieron de cada valor, para ello habría que ir al Archivo Municipal de Úbeda y buscar (si todavía existen) las facturas emitidas por Industrias Gráficas. Supongo que ahí estará esa información.

Si estás interesado en saber la historia de la emisión de los billetes de tu localidad y no sabes cómo empezar, escríbeme y te orientaré. Creo que somos muchos los que queremos saber más sobre estos billetes.

Un saludo.


lunes, 20 de enero de 2025

La emisión de billetes del Consejo Municipal de Valdepeñas (Ciudad Real).

El 22 de agosto de 1937, el presidente del Consejo, Félix Torres, manifiesta que “en vista de los conflictos que se vienen sucediendo por la falta casi absoluta de moneda fraccionaria, este Consejo Municipal, al igual que otros muchos de la España leal, debía acordar la emisión de papel moneda de carácter municipal con billetes de una peseta, cincuenta y veinticinco céntimos hasta una suma de doscientos cincuenta mil pesetas, con la condición precisa de que se constituya en los Bancos de Crédito Locales uno o varios depósitos que respondan siempre del papel que se ponga en circulación. El Consejo aprobó por unanimidad la propuesta indicada”.

La fecha de circulación seguramente fue septiembre de 1937.

Se emitieron:

-De 25 céntimos. Billetes impresos en varios colores, con predominio del rojo y verde. Cuatro series A, B, C y D.






Tirada de 50.000 billetes por serie. 12.500 ptas por serie x 4 = 50.000 pesetas.

-De 50 céntimos. Billetes impresos en color verde. Cuatro series A, B, C y D.








Tirada de 50.000 billetes por serie. 25.000 ptas por serie x 4 = 100.000 pesetas.

-De 1 peseta. Billetes impresos en varios colores, con predominio del marrón y verde. Dos series A y B.





Serie A: tirada de 50.000 billetes. 50.000 pesetas.

Serie B: tirada de 50.000 billetes. 50.000 pesetas. Total 100.000 pesetas.

Total de la emisión: 250.000 ptas.

Características de los billetes.

Material: cartulina amarillenta forma rectangular. Impresos por ambas caras.

En el anverso: Mariana con gorro frigio. Tres firmas impresas.

En el reverso: numeración en tinta negra. Escudo republicano de Valdepeñas adornado con motivos que representan los viñedos de la zona. Numeración en el centro a la izquierda y serie a la derecha.

Biografía de los firmantes.

Depositario: Federico Calabria Segundo. Nombrado Depositario de Fondos el 3 de diciembre de 1936 al dimitir el anterior, Francisco Galán Sánchez-Molero, por problemas de salud.

Alcalde: Félix Torres Ruiz. De profesión jornalero. Perteneciente al partido socialista y dirigente de la UGT de Valdepeñas. Alcalde desde el 1 de noviembre de 1936 hasta que acabó la guerra. Fue ejecutado a garrote vil en la cárcel de Valdepeñas el 29 de mayo de 1939 a los 44 años de edad. (Quien quiera saber más hay un artículo muy interesante titulado “El asunto Félix Torres y la represión franquista en 1939” de José Antonio Vidal Castaño, publicado en la revista del Departamento de Historia de la Universidad de Castilla-La Mancha llamada “Vínculos de Historia, nº 4 (2015), pp. 331-347”.

Interventor: José Arrieta Soler. En 1918 se presenta junto a su hermano Cecilio a las oposiciones del Cuerpo de Contadores provinciales y municipales. En 1934 ya era Interventor de Fondos en el ayuntamiento de Valdepeñas y trabajaba junto a su otro hermano Antonio. Al terminar la guerra se refugió en Villarrobledo (Albacete) pero fue llamado por el nuevo régimen a continuar en su cargo. En 1948 es nombrado Interventor de Fondos de la diputación de Ciudad Real.

No he logrado encontrar información sobre la imprenta así que espero aportaciones.

Un saludo. 


viernes, 25 de octubre de 2024

Historia de un billete. La emisión de la tienda de tejidos de Juan José García Montoya en Zújar (Granada).






Introducción.

El 29 de agosto, leí el anuncio de una subasta en Félix Cuquerella para el 17 de octubre de 2024. Visitada la web, vi este billete e inmediatamente me puse a investigar, ya que los apellidos me son conocidos y el pueblo más.

Mi interés por los billetes locales es histórico, me interesa principalmente la historia que rodea las emisiones, sobre todo la de las personas que lo hicieron posible.

Zújar es un pueblo de la zona del Altiplano, muy cerca de Baza, situado al norte de la provincia de Granada. En 1940 tenía una población de 8.200 habitantes, casi todos dedicados al cultivo de cereales y al comercio. A comienzos del siglo XX tuvo su época dorada, cuando se explotaba el hotel balneario (de origen romano), que era muy conocido y apreciado por la burguesía granadina por su manantial de agua sulfurosa a 40 grados, ideal para el tratamiento de diversas afecciones de la piel.


Hotel balneario de Zújar


Características del billete.

Material: Cartulina color amarillento, forma ligeramente rectangular.

Medidas: 69 x 60 mm

Peculiaridades: impreso sólo en el anverso. Con serie impresa y numeración manual. Tinta negra. Presenta manchas de tinta color violeta. En reverso, sello con forma ovalada y tinta color violeta con la leyenda “CONSEJO MUNICIPAL – ZÚJAR (Granada). Se observa restos de otro sello más pequeño, ilegible, posiblemente del propio comercio.

Valores: 1 peseta (sospecho que también los hubo de 25 y 50 céntimos). Desconozco el valor total de la emisión.

Historia.

Al estallar la Guerra Civil, la falta de moneda fraccionaria circulante ahogaba las economías locales y muchos empresarios decidieron emitir sus propios billetes para así poder dar cambio en sus negocios. Billetes que sólo servían para su negocio, con lo que se aseguraban la clientela cada vez que daban cambio.

Juan José García Montoya fue un comerciante de telas de Zújar. En el pueblo tenía el apodo de “Juan José Canteras”. La tienda estaba situada en una prolongación de la actual calle Razazocat, a escasos metros del ayuntamiento. Nació en 1894 y se casó el 26 de noviembre de 1921 con María del Carmen Rodríguez Hortal. Enviudó en 1953. No tuvo hijos y vendió el negocio a su vecino Miguel de la Torre. Al fallecer este último, la tienda desapareció.

Tuvo un hermano llamado Manuel que también tenía otra tienda de tejidos en el mismo pueblo. No creo que emitiera billetes ya que el comité local varias veces le requisó todo el género de la tienda.

Conclusión.

Es curioso que la alcaldía o Consejo Municipal de Zújar no sacara ninguna emisión de billetes (que se sepa) y sí avalara esta privada. Este hecho me hace pensar que lo hizo como depositario del valor de la emisión, avalándola con su sello.

También es interesante que la pedanía de Cuevas del Campo (se segregó en 1980 y se constituyó como municipio), sacara dos emisiones de billetes y fueran igualmente avaladas por el mismo Consejo.

Si dispones del catálogo de Rafael González y lo buscas, verás que es el mismo billete. No sé si hay más ejemplares por ahí, si los hubiere sería buen momento para darlos a conocer.

Seguiré investigando.

Un saludo.


miércoles, 24 de abril de 2024

Los billetes municipales de Berja.

Hace unas semanas publiqué un artículo sobre la emisión de billetes municipales en Benínar, ahora le toca a Berja.

Debido a la escasez de moneda fraccionaria, los ayuntamientos republicanos decidieron por su cuenta y riesgo la emisión de billetes locales, avalados por ellos, para fomentar la actividad comercial de sus municipios.

El 19 de julio de 1937 el ayuntamiento de Berja se reúne y acuerdan lo siguiente:

“A propuesta del alcalde y para sanear momentáneamente la situación difícil del comercio y de los ciudadanos con la cuestión del cambio de billetes, se acuerda que el ayuntamiento emita moneda local litografiada para evitar posibles falsificaciones, la que firmará el Depositario del Consejo Municipal con su sello y cuya cantidad será la de 50.000 pesetas distribuidas en la siguiente forma:

-Cinco mil billetes de dos pesetas cada uno, diez mil pesetas.




-Veinte mil billetes de peseta, veinte mil pesetas.




-Veinte mil billetes de cincuenta céntimos, diez mil pesetas.




-Cuarenta mil billetes de veinticinco céntimos, diez mil pesetas.




Que hacen un total de cincuenta mil pesetas, cuya cantidad se lanzará a la circulación, prohibiendo la de toda clase de tiques comerciales, los que no podrán funcionar ni tendrán validez a partir de la fecha en la que se ponga en circulación la moneda de este Consejo, la que siempre se encuentra respaldada por las fuentes de ingresos municipales y será retirada de la circulación tan luego que la normalidad y las circunstancias lo aconsejen.

A esta cantidad de moneda local se dará ingreso en caja, como ingreso que se realiza circunstancialmente y que en su día ha de ser devuelto al canjearse por moneda del Estado”.

En el reverso de los billetes, siempre en blanco, presenta la numeración y sello del Consejo Municipal:




La impresión se encargó a la papelería almeriense Lacoste (situada donde estaba la papelería Avenida, en el Paseo de Almería número 2). El 19 de enero de 1938 se acuerda el pago a la imprenta y papelería Viuda de Emilio Lacoste de 50 pesetas por el trabajo.

Los billetes fueron firmados por Agustín Villegas Parrón, alias "el marquillas". Comerciante y militante anarcosindicalista responsable del sindicato minero de la CNT y de la colectivización de las minas de dicho municipio. Tras las elecciones de 1936 participó en la comisión gestora del ayuntamiento. Acabada la guerra fue condenado a muerte y fusilado en el cementerio de Almería.

El 3 de febrero de 1938 se requiere “por el Secretario del ayuntamiento a los Consejeros y especialmente a los miembros de la comisión de Hacienda para el pago del préstamo que para el depósito de los vales emitidos por el Consejo habrá que hacer efectivo en su día”. Para poder respaldar la emisión, el ayuntamiento en si día tuvo que pedir un préstamo de 50.000 ptas al Banco Español de Crédito.

Una vez terminada la guerra y constituido el nuevo ayuntamiento, el 19 de abril de 1939 se abre la caja municipal y encuentran 38.081,95 pesetas en billetes municipales, rotos e inservibles, mandados retirar de la circulación y de difícil recuento dado su mal estado.

Si se emitieron 50.000 pesetas y se recogieron 38.081,95 ptas, quiere decir que quedaron 11.918,05 pesetas en billetes sin recoger, que son los que hoy en día aparecen en manos de coleccionistas.

Pero no fue sólo el ayuntamiento el que emitió billetes, también a título particular lo hizo el empresario, comerciante y prestamista virgitano Francisco Vázquez Gallardo.




Saludos.


viernes, 5 de enero de 2024

Los billetes municipales de Benínar

En 2009 escribí un artículo que denominé “El banco de Benínar”. Artículo que quiero desarrollar al disponer de nueva documentación. Sepamos más sobre este tema.

1938 no fue un año bueno para nadie. España estaba dividida en tres bandos: los nacionales, los republicanos y los que sólo querían vivir en paz (que eran la mayoría y les traía floja las ideas revolucionarias o conservadoras de unos u otros). Los años de guerra destrozaban al país y a su sociedad desde los cimientos. El miedo, la envidia, el odio… campaban a sus anchas por las calles de ciudades y pueblos buscando a quien culpar y descargar la ira acumulada durante generaciones.

Benínar no fue la excepción, pero este no va a ser el artículo donde os hable de ese tema, para eso deberán pasar muchos años porque los hechos acaecidos todavía levantan ampollas 83 años después de haber ocurrido.

Esta historia comenzó el 15 de septiembre de 1938, el ayuntamiento convoca un pleno para tratar un asunto sumamente delicado, no hay dinero en circulación en el pueblo para realizar las compras diarias.



50 céntimos de 1937


En los últimos años de la Guerra Civil hubo una gran escasez de moneda fraccionaria en circulación, las monedas de cobre y plata desaparecieron rápidamente porque tenían mayor fiabilidad para las gentes que el papel moneda. Esto último quedó patente al acabar la guerra, todos aquellos que habían cambiado los billetes viejos por nuevos perdieron todos sus ahorros dado que carecían de valor. El gobierno republicano no dejó ni un momento de fabricar billetes, necesitaban dinero y las máquinas trabajaban noche y día, papel moneda que no valía nada.


Billete de 1927


Siendo niño me conto mi abuela que un poco antes de acabar la guerra llegó un camión al pueblo, con un altavoz pregonaba por sus calles el mensaje “se cambian billetes viejos por nuevos, cambie sus billetes rotos por nuevos, así durarán más…” y ni que decir que muchos picaron. Cambiaban billetes con fecha anterior a 1936 por otros con fecha posterior ya que nadie sabía (los del camión sí) que el gobierno franquista en diciembre de 1938 emitió un decreto por el que los billetes emitidos después del 18 de julio de 1936 dejaron de tener valor. 13.251 millones de dinero legal en circulación y 10.536 millones depositados en cuentas corrientes y de ahorro pasaron a no valer nada en el lado franquista.

El oro y plata siempre han sido refugio para la inflación. Las monedas de Alfonso XII y XIII e incluso Isabel II estaban muy cotizadas entre la población y se guardaban a buen recaudo, de hecho eran las usadas en grandes compras, por ejemplo cuando se compraba una casa o tierra.




5 pesetas de plata. 1878 Alfonso XII


En 1938 el gobierno republicano aprobó un decreto prohibiendo y considerando delito la posesión de monedas de plata, necesitaba que la gente entregara esa plata para financiar la guerra. Pero ahí no acaba todo, el gobierno de Franco en Burgos, el 20 de enero de 1939 promulgó una ley que privaba de curso legal a todas las monedas de plata anteriores a la guerra y ordenaba su requisa y entrega por parte de sus propietarios, a cambio le daban el valor en billetes (menudo negocio, ya que con una inflación disparada el dinero cada vez valía menos).

El quince de septiembre de ese año, 1938, el alcalde Juan Maldonado Sánchez, mi abuelo, convoca a los vocales Francisco Sánchez, Aurelio Maldonado Sánchez y Federico Checa para tratar de solucionar el problema de la falta de moneda fraccionaria. Se manda imprimir vales de moneda para que circulen en Benínar, con la garantía de su Concejo Municipal por una cantidad de mil pesetas en la siguiente forma:

-quinientos vales de una peseta.
-quinientos vales de 50 céntimos.
-mil vales de 25 céntimos.


Billete de 1 peseta



Vale manuscrito de 25 céntimos


Billete de 50 céntimos


Esta cantidad de mil pesetas, en billetes del Banco de España, se guardó en las arcas municipales en calidad de depósito, era el dinero que avalaba esos vales. Se encargó a una imprenta (seguramente de Berja o Adra) los billetes de 1 peseta y 50 céntimos, los de 25 céntimos se hicieron a mano (así se ahorraba en gastos de impresión).

Los nuevos billetes o vales, se pondrían en circulación según las necesidades del pueblo, serian de curso legal y valor local, conforme llegase moneda republicana se irían canjeando.

De este modo el ayuntamiento de Benínar se convirtió en un banco.

El año pasado encontré estos billetes por casualidad en Barcelona, formando parte de una colección privada. No os podéis imaginar la emoción que sentí al verlos, creía que no quedaba ninguno ya que fueron destruidos conforme se cambiaban en el ayuntamiento por billetes de curso legal. Estos se salvaron porque alguien se los llevó a Cataluña metidos en la cartera, acabó la Guerra Civil, dejaron de tener valor y terminaron en manos de un chiquillo llamado Martí Cot que empezó a coleccionar billetes de este tipo, hoy llamados de necesidad.

Saludos Benínar.


miércoles, 1 de noviembre de 2023

El dinar de Benínar

Hubo un tiempo en el que los habitantes de Benínar no hablaban nuestra lengua, se entendían en árabe andalusí, una mezcla de árabe bereber, latín y lenguas romances. Rezaban a un Dios llamado Alá y seguían los mandamientos de Mahoma, su profeta. Eran tiempos en los que las voces de los almuecines resonaban por los barrancos de la Alpujarra llamando a la oración cinco veces al día.

La Alpujarra era un lugar próspero, no por su agricultura o ganadería sino por la seda. Miles de moreras rodeaban con su verdor los blancos pueblos alpujarreños y miles de sus habitantes vivían por y para ellas, engordando con sus hojas a los gusanos e hilando los capullos que estos hacían. La fama de la calidad y belleza de sus telas surcó mares atrayendo comerciantes de lugares muy lejanos. Dicen que hasta el emperador de China envió espías para averiguar sus secretos. Bolsas repletas de dirhem y dinares tintineaban por los zocos de aquellos pueblos para comprarla.


Dinar de Almería. Época de los Almorávides. AH 521


El dírhem era la moneda de plata y el dinar de oro, usadas en la antigüedad en el mundo árabe y también en los reinos cristianos. Europa era deficitaria en metales preciosos por lo que para comerciar se usaba toda moneda de oro o plata, no importaba la procedencia, se tenía en cuenta su ley, su pureza. (Como anécdota señalar que las monedas de plata de Alfonso XII y XIII estuvieron en circulación hasta 1938, en 1940 se ordenó su entrega en el Banco de España y su cambio por billetes).

Los metales preciosos eran muy codiciados, eran la base del sistema monetario y necesarios para la actividad comercial. El comercio crea riqueza y prosperidad, el intercambio de productos e ideas convergen para el desarrollo de las civilizaciones. En el Reino de Granada se obtuvo plata de la mina de Castala en Berja y oro en los ríos Genil y Darro, metales que una vez fundidos se convertían en joyas y monedas.


Dirhem de Abderrahman III. AL-Andalus. AH 331.


En aquella época Benínar era un puñado de casas, alguien, tiempo ha, vio negocio en aquel cruce de caminos y construyó una fonda para que pudieran descansar los viajeros por un precio mucho menor al que cobraban en los pueblos de alrededor.

Poco a poco aquel lugar fue llenándose de casas. Las tierras que había en la orilla del río eran tan fértiles como las del Nilo, a su semejanza, cada vez que salía la Rambla de Turón las volvía a rellenar con otra capa de arena que hacía crecer el trigo hasta la altura de un niño de 12 años. Las cosechas eran tan generosas que se construyó un molino en su orilla.

Había una montaña enfrente de aquellas casas, con ladera de tierra y miraba al sur, así que la abancalaron y llamaron Mojolones por los mojones que delimitaban las propiedades. En las orillas de los bancales plantaron olivos y moreras, en el resto legumbres. Poco a poco aquel lugar fue ganando importancia, la producción excedente se vendía en los pueblos de alrededor. Con el tiempo se allanó un terreno al lado de las casas y se construyó una mezquita, orientada hacia la Meca como debe ser, pequeña, en proporción al número de habitantes y modesta porque los lugares sagrados no necesitan lujos. Debajo de ella, con los escombros se rellenó el terreno y se hizo una plaza con casi las mismas varas de largo que de ancho.

Nadie sabe por qué aquel lugar se le llamó Benínar y creo que nadie jamás lo sabrá. El nombre encierra una aureola de misterio, “Hijo o hija del fuego”, su significado es lo que le da ese morbo. Tampoco se sabe lo que significa la palabra Darrícal y a sus gentes les da igual, a veces es mejor no saberlo todo porque entonces seríamos sabios.




Esta historia comienza en el año 751 de la Hégira (aproximadamente el año 1340 de la era cristiana), Yunes Selam era un joven de once años, hijo del posadero, bueno, uno de sus once hijos, al que gustaba escaparse cuando todos trabajaban e ir al río. Le encantaba tirar piedras al agua, ver como salpicaba y escuchar el ruido que hacían al chocar unas con otras. Como en su casa ya sabían de esa afición y que era imposible quitársela, la madre le decía “ya que vas al río tráete un cántaro con agua”.

Un día al lanzar una piedra algo brilló en el agua, un fugaz destello de luz avivó la curiosidad del niño. Descalzo se metió en el río, se dirigió a un recodo lleno de fina arena, al acercarse otra vez brilló, fue como si al Sol se le hubiera escapado un rayo, boquiabierto metió la mano en el agua cerrándola rápidamente no vaya a ser que aquello que brillaba se le escapara. Asustado salió corriendo hacia un cañaveral que tapaba la puerta de una cueva, cueva de la que manaba agua. Aquel era su lugar secreto, el sitio donde se escondía cuando las travesuras agotaban la paciencia de su padre o hermanos. Allí se sentía seguro, miró hacia todos lados asegurándose de no haber nadie, apretaba con brío aquel puñado de arena, abrió la mano y apareció semienterrado un objeto circular de tamaño un poco más grande que una uña y que brillaba como un espejo.

Yunes había visto aquel brillo una vez, era igual que la que le dieron a su padre hace un par de años cuando vendió las telas de seda que tan laboriosamente habían tejido su madre y hermanas.  


Casulla de San Juan de Ortega 1080-1163. La capa tiene una inscripción referida al emir almorávide Alí ben Yusuf, gobernador de Granada entre 1126 y 1138, para quien debió ser tejida.


Sabía que con aquella moneda se podía comprar muchas cosas, aquellas con las que había soñado durante tantos años. La próxima vez que fuera a Berchat (Berja) con su padre, como siempre tardaba mucho negociando los precios, iría a la tienda de Mohamed y le compraría todas las golosinas hechas con dátiles y miel, las que traían de Tánger en barco. Aquellos dulces los probó por primera vez en la boda de Fátima, su hermana y quería volver a sentir el dulzor que le explotaba en la boca al morderlas.

Yunes no sabía dónde guardar aquella moneda, tanto la acariciaba que acrecentaba su brillo y temor a que la descubrieran y se la quitaran. No podía pasar más noches despierto mirando el puño cerrado que la guardaba. Una noche con luna llena salió a escondidas de la casa, fue dirección al molino por donde cruzó el río, atravesó el cañaveral y se adentró en su cueva, con un palo hizo un agujero en el suelo y depositó aquel tesoro, ¡¡¡Aquí nadie te encontrará!!! Le susurraba a la moneda.  

Para un niño la vida en aquel lugar no era fácil, la monotonía del día a día lo exasperaba, él tenía sed de aventuras, de juegos, se imaginaba vestido de guerrero luchando contra los infieles, conquistando y saqueando ciudades y pueblos en el nombre de Alá. La realidad era otra, había que trabajar. Cada hermano tenía su responsabilidad, a diario había que traer leña, agua del río, sacar a pastar y vigilar el ganado, ordeñar las cabras, recoger hojas de morera… Sus hermanas, en cambio, estaban todo el año trabajando la seda cuyos productos ofrecía y vendía su padre a los comerciantes que se alojaban en su casa.


Soldados de Al-Andalus.


Una tarde llegaron unos soldados. Al mando iba un capitán a lomos de un caballo, iban recorriendo el cauce del río porque en la costa habían visto desembarcar a unos extranjeros que llegaron en un pequeño barco con forma de dragón. La seda que se hilaba en la Alpujarra era famosa en todo el mundo conocido, famosa y deseada por comerciantes y ladrones.

Su padre los recibió con sumo agrado, tenía hijas casaderas y un capitán siempre sería bienvenido a aquella familia.

Esa noche, en la cena, callado tomaba la sopa de legumbres que había preparado su madre. El padre había invitado a aquellos soldados a cenar y descansar. Escuchaba con temor las historias que contaba aquel capitán sobre esos hombres rubios, barbudos, altos como una casa y armados con hachas y espadas, llevaban años asaltando ciudades de Al-Ándalus, matando, secuestrando y robando.


Desembarco vikingo. Foto Shutterstock


Aquella noche Yunes tenía mucho miedo ¿Y si su moneda despertaba de nuevo y atraía con su brillo a aquella gente tal como le sucedió a él? No podía dormir, así que decidió salir a hurtadillas, ir a la cueva y comprobar que su tesoro seguía allí y no brillaba. Para no hacer ruido dejó entornada la puerta de la calle, corriendo pasó por el molino y le extrañó que el perro no ladrara, pero su cabeza sólo pensaba en aquella moneda. Al final llegó al cañaveral que ocultaba la cueva, se adentró y sintió una mano que le tapaba media cara, el terror se apoderó de él, era incapaz de moverse, de avisar con un grito a sus padres de que algo iba mal en aquel lugar. Hábilmente esa mano lo amordazó, ató y lanzó al fondo de la cueva, un frío acero se acercó a su cuello a la vez que oía extrañas palabras, no las entendía pero sabía que significaban.

Una hora después llegaron más hombres, traían a sus hermanas atadas y las armas goteando la sangre de sus padres y soldados. En ese momento se dio cuenta que su vida había cambiado, ya no volvería a jugar como niño en aquel lugar, su destino seria servir como esclavo. De una patada lo pusieron en pie y comenzaron a caminar río abajo, levantó los ojos, vio como las llamas devoraban las casas del lugar que lo vio nacer y unas palabras balbucearon en su boca… beni-naar (hijo del fuego).

Unos días al año, en otoño, al ponerse el Sol por encima de Murtas, un breve destello sale del pantano, lo sitúo en el mismo lugar donde estuvo la cueva de la fuentecica de la Virgen. Esa luz me recuerda que allí hubo un pueblo, que allí hay benineros enterrados desde hace más de 600 años y que allí se tejía la mejor seda de toda la Alpujarra.

Saludos.