viernes, 9 de febrero de 2018

La señorita Salud (Benínar 1915-1950)


María Salud Zabala Catena


Hoy hace 103 años nacía en Benínar una de sus hijas más queridas, una persona que dedicó su corta vida a la educación de las mujeres de su pueblo y a la que quiero homenajear con esta breve biografía. Hay un proverbio que dice “nadie es profeta en su tierra”,  María Salud al igual que Eugenio Sánchez Quero sí lo fueron.

La señorita Salud vio por primera vez la luz el 10 de febrero de 1915 en Benínar. Desde un principio destacó en los estudios. Su maestra Rosa Martín vio que tenía potencial y convenció a su padre para que estudiara magisterio en la Escuela Normal de Almería.


Terminó los estudios en 1934 con la calificación de sobresaliente. El 25 de enero de 1935 le dan la plaza de maestra interina en Benitagla (Almería). Destacaba por ser una mujer culta y muy religiosa.







Al comenzar la Guerra Civil quiere estar cerca de su pueblo y en 1937 consigue la plaza de maestra cursillista en la escuela mixta de Hirmes, por lo que fueron los hirmeros los primeros en apreciar el amor con la que esta mujer trataba a los niños.

Eran tiempos difíciles y la vida no fue fácil en Benínar. Unos huían de otros por su ideología. Los que se fueron dejaron allí sus pertenencias que fueron saqueadas por aquellos que componían “el comité”. Al acabar la contienda los huidos volvieron con mucho odio por el daño sufrido. Muchos padres e hijos sufrieron las consecuencias de este sinsentido. El miedo dominó Benínar muchos años.

En aquella época Benínar tenía tres escuelas, dos en el pueblo (una de niños y otra de niñas) y otra en Hirmes que era mixta (esta escuela estaba situada donde mi familia tiene la casa), así que niños y niñas compartían juegos y sabiduría.

Al terminar la guerra vuelve a Benitagla donde además ostenta el cargo de delegada local de la Sección Femenina. En 1944 es maestra en Benínar. En 1950 es delegada local de la Sección Femenina de la Junta Local de Instrucción Primaria de Benínar.

El 30 de julio de 1950, a los 35 años de edad fallecía en su casa. 







En su epitafio debería poner: “Fue querida y amada por todos por la bondad de su corazón que le hacía tan cariñosa para los suyos y afectuosa para cuantos la trataron”.