miércoles, 24 de abril de 2024

Los billetes municipales de Berja.

Hace unas semanas publiqué un artículo sobre la emisión de billetes municipales en Benínar, ahora le toca a Berja.

Debido a la escasez de moneda fraccionaria, los ayuntamientos republicanos decidieron por su cuenta y riesgo la emisión de billetes locales, avalados por ellos, para fomentar la actividad comercial de sus municipios.

El 19 de julio de 1937 el ayuntamiento de Berja se reúne y acuerdan lo siguiente:

“A propuesta del alcalde y para sanear momentáneamente la situación difícil del comercio y de los ciudadanos con la cuestión del cambio de billetes, se acuerda que el ayuntamiento emita moneda local litografiada para evitar posibles falsificaciones, la que firmará el Depositario del Consejo Municipal con su sello y cuya cantidad será la de 50.000 pesetas distribuidas en la siguiente forma:

-Cinco mil billetes de dos pesetas cada uno, diez mil pesetas.




-Veinte mil billetes de peseta, veinte mil pesetas.




-Veinte mil de cincuenta céntimos, diez mil pesetas.




-Cuarenta mil de veinticinco céntimos, diez mil pesetas.




Que hacen un total de cincuenta mil pesetas, cuya cantidad se lanzará a la circulación, prohibiendo la de toda clase de tiques comerciales, los que no podrán funcionar ni tendrán validez a partir de la fecha en la que se ponga en circulación la moneda de este Consejo, la que siempre se encuentra respaldada por las fuentes de ingresos municipales y será retirada de la circulación tan luego que la normalidad y las circunstancias lo aconsejen.

A esta cantidad de moneda local se dará ingreso en caja, como ingreso que se realiza circunstancialmente y que en su día ha de ser devuelto al canjearse por moneda del Estado”.

En el reverso de los billetes, siempre en blanco, presenta la numeración y sello del Consejo Municipal:




La impresión se encargó a la papelería almeriense Lacoste (situada donde estaba la papelería Avenida, en el Paseo de Almería número 2). El 19 de enero de 1938 se acuerda el pago a la imprenta y papelería Viuda de Emilio Lacoste de 50 pesetas por el trabajo.

El 3 de febrero de 1938 se requiere “por el Secretario del ayuntamiento a los Consejeros y especialmente a los miembros de la comisión de Hacienda para el pago del préstamo que para el depósito de los vales emitidos por el Consejo habrá que hacer efectivo en su día”.

Una vez terminada la guerra y constituido el nuevo ayuntamiento, el 19 de abril de 1939 se abre la caja municipal y encuentran 38.081,95 pesetas en vales municipales, rotos e inservibles, mandados retirar de la circulación y de difícil recuento dado su mal estado.

Si se emitieron 50.000 pesetas en vales y se recogieron 38.081,95 ptas, quiere decir que quedaron 11.918,05 pesetas en vales sin recoger, que son los que hoy en día aparecen en manos de coleccionistas.

Saludos.


viernes, 5 de enero de 2024

Los billetes municipales de Benínar

En 2009 escribí un artículo que denominé “El banco de Benínar”. Artículo que quiero desarrollar al disponer de nueva documentación. Sepamos más sobre este tema.

1938 no fue un año bueno para nadie. España estaba dividida en tres bandos: los nacionales, los republicanos y los que sólo querían vivir en paz (que eran la mayoría y les traía floja las ideas revolucionarias o conservadoras de unos u otros). Los años de guerra destrozaban al país y a su sociedad desde los cimientos. El miedo, la envidia, el odio… campaban a sus anchas por las calles de ciudades y pueblos buscando a quien culpar y descargar la ira acumulada durante generaciones.

Benínar no fue la excepción, pero este no va a ser el artículo donde os hable de ese tema, para eso deberán pasar muchos años porque los hechos acaecidos todavía levantan ampollas 83 años después de haber ocurrido.

Esta historia comenzó el 15 de septiembre de 1938, el ayuntamiento convoca un pleno para tratar un asunto sumamente delicado, no hay dinero en circulación en el pueblo para realizar las compras diarias.



50 céntimos de 1937


En los últimos años de la Guerra Civil hubo una gran escasez de moneda fraccionaria en circulación, las monedas de cobre y plata desaparecieron rápidamente porque tenían mayor fiabilidad para las gentes que el papel moneda. Esto último quedó patente al acabar la guerra, todos aquellos que habían cambiado los billetes viejos por nuevos perdieron todos sus ahorros dado que carecían de valor. El gobierno republicano no dejó ni un momento de fabricar billetes, necesitaban dinero y las máquinas trabajaban noche y día, papel moneda que no valía nada.


Billete de 1927


Siendo niño me conto mi abuela que un poco antes de acabar la guerra llegó un camión al pueblo, con un altavoz pregonaba por sus calles el mensaje “se cambian billetes viejos por nuevos, cambie sus billetes rotos por nuevos, así durarán más…” y ni que decir que muchos picaron. Cambiaban billetes con fecha anterior a 1936 por otros con fecha posterior ya que nadie sabía (los del camión sí) que el gobierno franquista en diciembre de 1938 emitió un decreto por el que los billetes emitidos después del 18 de julio de 1936 dejaron de tener valor. 13.251 millones de dinero legal en circulación y 10.536 millones depositados en cuentas corrientes y de ahorro pasaron a no valer nada en el lado franquista.

El oro y plata siempre han sido refugio para la inflación. Las monedas de Alfonso XII y XIII e incluso Isabel II estaban muy cotizadas entre la población y se guardaban a buen recaudo, de hecho eran las usadas en grandes compras, por ejemplo cuando se compraba una casa o tierra.




5 pesetas de plata. 1878 Alfonso XII


En 1938 el gobierno republicano aprobó un decreto prohibiendo y considerando delito la posesión de monedas de plata, necesitaba que la gente entregara esa plata para financiar la guerra. Pero ahí no acaba todo, el gobierno de Franco en Burgos, el 20 de enero de 1939 promulgó una ley que privaba de curso legal a todas las monedas de plata anteriores a la guerra y ordenaba su requisa y entrega por parte de sus propietarios, a cambio le daban el valor en billetes (menudo negocio, ya que con una inflación disparada el dinero cada vez valía menos).

El quince de septiembre de ese año, 1938, el alcalde Juan Maldonado Sánchez, mi abuelo, convoca a los vocales Francisco Sánchez, Aurelio Maldonado Sánchez y Federico Checa para tratar de solucionar el problema de la falta de moneda fraccionaria. Se manda imprimir vales de moneda para que circulen en Benínar, con la garantía de su Concejo Municipal por una cantidad de mil pesetas en la siguiente forma:

-quinientos vales de una peseta.
-quinientos vales de 50 céntimos.
-mil vales de 25 céntimos.


Billete de 1 peseta



Vale manuscrito de 25 céntimos


Billete de 50 céntimos


Esta cantidad de mil pesetas, en billetes del Banco de España, se guardó en las arcas municipales en calidad de depósito, era el dinero que avalaba esos vales. Se encargó a una imprenta (seguramente de Berja o Adra) los billetes de 1 peseta y 50 céntimos, los de 25 céntimos se hicieron a mano (así se ahorraba en gastos de impresión).

Los nuevos billetes o vales, se pondrían en circulación según las necesidades del pueblo, serian de curso legal y valor local, conforme llegase moneda republicana se irían canjeando.

De este modo el ayuntamiento de Benínar se convirtió en un banco.

El año pasado encontré estos billetes por casualidad en Barcelona, formando parte de una colección privada. No os podéis imaginar la emoción que sentí al verlos, creía que no quedaba ninguno ya que fueron destruidos conforme se cambiaban en el ayuntamiento por billetes de curso legal. Estos se salvaron porque alguien se los llevó a Cataluña metidos en la cartera, acabó la Guerra Civil, dejaron de tener valor y terminaron en manos de un chiquillo llamado Martí Cot que empezó a coleccionar billetes de este tipo, hoy llamados de necesidad.

Saludos Benínar.