miércoles, 29 de abril de 2009

La batalla de Berja

Cuando viajas por el mundo y dices que eres de la Alpujarra siempre hay alguien que evoca viejos tiempos con un aire romántico y poético que esta tierra nunca ha tenido.
La época de la rebelión de los moriscos es la más conocida y estudiada, debo decir que gracias a la sublevación, hoy en día disponemos de abundante documentación escrita para hacernos una idea de cómo era la vida y las gentes en aquella época.
Uno de los hechos más importantes de la guerra sucedió en Berja, la batalla que allí se dio y que hoy en día lleva su nombre.

A primeros de junio de 1569 el Marqués de los Vélez a la cabeza de su ejército y procedente de Laujar acampó en Berja. Aben Humeya, cabecilla de la rebelión, interpretó como retirada este movimiento del marqués, reunió a su ejército (cinco mil hombres, tres mil ballesteros y arcabuceros y dos mil piqueros según unos cronistas y diez mil según otros) y fue en su persecución. El marqués, avisado por sus espías de lo que preparaba Aben Humeya dispuso a sus hombres esa noche para la batalla. En la plaza Vieja estableció su cuartel general y en torno a esta situó a su ejército: las compañías de Lorca por la Mohana y el camino de Dalías, las de Murcia en la calle del Olivar, entre la fuente Toro y Pago y en el camino que subía de Adra por Río Chico, otras compañías en la calle del Agua guardando las entradas de las calles que venían de Julbina, otras en el Picadero, la calle de Alcántara, el camino de Alcaudique, la Carrera de los Caballos… El marqués se quedó en la plaza con la caballería.

Aben Humeya que había salido aquella tarde de Ugíjar con sus hombres, llegó a Berja de madrugada, puso su puesto de mando en el Humilladero y atacó por tres lados, por Julbina, por el camino de Dalías y por la calle del Agua, con orden de llegar cuanto antes a la plaza donde se encontraba el marqués para capturarlo o matarlo. Iban los moriscos con las camisas puestas sobre sus sayos para conocerse en la oscuridad acompañados por cuatrocientos berberiscos recién llegados de África coronados con guirnaldas de flores porque habían jurado vencer o morir en la batalla (eran los muxehedines, que quiere decir mártires por la ley de Mahoma).

Los primeros en atacar fueron los que venían por el camino de Dalías, entraron por la calle de la Iglesia haciéndoles frente el capitán Barrionuevo que pudo contenerlos a pesar de que parte de sus hombres huyeron presos de terror. Los que entraron por la calle del Agua fueron recibidos por los arcabuceros del capitán Gualtero que, estaban parapetados en puertas y ventanas e hicieron en ellos gran mortandad. En la Carrera se libraba mientras un duro combate con los que venían de Julbina. No atacaron por la Fuente Toro.

Aben Humeya enviaba sucesivas oleadas de su ejército intentando conquistar las calles del pueblo porque sabía que en campo abierto no tenía nada que hacer contra la caballería cristiana. En la calle del Agua las descargas de arcabuces se sucedían sin interrupción, las cónicas decían: “era tanta la humareda de la pólvora que no se podían divisar bien los unos a los otros”. Las tropas apostadas en Fuente Toro y la caballería lanzaron un contraataque que hizo replegarse a los moriscos y huir en desbandada lo que enardeció los ánimos de los soldados, redoblaron su furia y la matanza de moriscos en huida se hizo general.

Después de la batalla el paisaje era horrendo, calles llenas de cadáveres, lamentos de los heridos. Murieron en esta batalla mil quinientos moriscos, perdieron diez banderas y muchos bagajes y bastimentos. Del lado cristiano, murieron veintidós infantes y dos escuderos, otros muchos resultaron heridos. Ordenó el marqués a la compañía de manchegos que había abandonado al capitán Barrionuevo y, se había refugiado en la torre de la iglesia, recogieran y quemaran los cadáveres de los moriscos, para que con ese trato les fueran perdiendo el miedo. Quemaron mil cuatrocientos noventa y cuatro. Después ordenó el marqués enterrar a sus muertos en la iglesia de Berja con todos los honores.

A partir de esta derrota Aben Humeya fue perdiendo su liderazgo acabando asesinado por los suyos.

Esto que acabo de contar sucedió hace 439 años, todavía se conservan los nombres de aquellas calles, fuente y caminos en Berja, cada vez que los visito me viene a la mente este capítulo de nuestra historia.

Desgraciadamente, este episodio, que cambió la historia de la Alpujarra, es poco conocido, a pesar de su gran importancia histórica, tan desconocido que muchos virgitanos que a diario pasean por sus calles nunca han oído hablar de ello.

Saludos.

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miércoles, 22 de abril de 2009

Repoblación de Darrícal (Almería)

En 1572 Darrícal tenía dos barrios, el de la Iglesia, con tres casas habitables y seis caídas y el barrio de los Cristianos con trece casas inhabitables. Años después en la visita que hizo Cuacos se relata que el primer barrio tenía 48 casas de las que sólo 14 estaban en buenas condiciones y en el otro barrio todas las casas estaban en ruinas.

Se repartieron 372 marjales de tierra de riego, 124 fanegas de secano, 31 de viña, 108 higueras, 155 olivos y hoja de morera para criar 39 onzas de simiente de gusanos de seda.

Los doce nuevos pobladores fueron:

Alonso Velásquez, de Carmona, dos suertes.
Pedro Velásquez, de Granada, una suerte.
Alonso Pérez, de Astorga, una suerte.
Pedro García, de Zafra, una suerte.
Miguel Fernández, de Cazorla, una suerte.
Diego Martín, de Zafra, una suerte.
Damián de la Zarza, de Santa Cruz, una suerte.
Diego Fernández, de Benavente, una suerte.
Juan Gómez de Arroyo, de Almagro, una suerte.
Esteban González, de Orihuela, una suerte.
Diego Fernández, de Benavente, una suerte.
Cristóbal de Cara, de Haro, una suerte.
Juan de Campos, de Medina del Campo, una suerte.
Juan de Bailo, de Medina del Campo, una suerte.
Fernando de Robles, de Vélez Málaga, una suerte.
Francisco de Molina, de Baza, una suerte.
Martín Vélez, de Baza, una suerte.

Se dio o reservó una suerte al beneficiado y otra al sacristán.

Saludos.

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jueves, 16 de abril de 2009

Repoblación de Cherín (Granada)

La repoblación de Cherín después de la sublevación, guerra y posterior expulsión de los moriscos se llevó a cabo con 13 cristianos viejos venidos de diversos lugares del reino.
Juan Márquez, vecino de Fonseca.
Juan González, vecino de Jerez.
¿? de Gámez, vecino de Alicante.
Alonso Moreno, vecino de Alcaracejo.
Mateo de Padilla, vecino de Martos.
Alonso de Padilla, vecino de Toledo.
Alonso Martín, vecino de Robledo.
Francisco de Cuenca, vecino de Terriza.
Juan Lechuga, vecino de Baena.
Fabián Jimenez, vecino de Llerena.
Alonso de Alcogulado, vecino de Portugal.
Magro González, vecino de Jerez.
Pedro Fernández, vecino de San Clemente.
Saludos.
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Lucainena de las Torres o de la Sierra (Almería)

La población de esta villa en 1740.
Diego García.
Juan Martínez.
Juan Martínez Chamorro.
Juan de Alcazar.
Miguel de la Villa.
Lorenzo Gutiérrez.
Juan Marín.
Sebastián de Ribera.
Bernabé de Bordenada.
Diego Luis de Ortega.
Tomé Martínez.
Gonzalo de Aranda.
Gabriel Martínez.
Bartolomé Sánchez.
Garcilaso Jimenez.
Alonso López.
Juan Rodríguez.
Juan Yuste.
Francisco de Rivas.
Gregorio Ferrus.
(Nota: se entiende como población a los cabeza de família).
Datos sacados del libro de apeo y repoblación de Lucainena de las Torres.
Saludos.
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domingo, 12 de abril de 2009

El apellido Mingorance

Éste puede ser considerado como un apellido andaluz.

Según el libro de apeo y repoblación de Lanjarón (Granada), en 1572 llegaron Pedro, Juan y Tomás de Mingorance con sus tres hijas, Catalina, María Isabel y Ana, procedentes del valle de Urega.

He buscado susodicho valle y no lo he encontrado por lo que pudiera ser que esta familia mintió sobre su origen, lo que abre multitud de interrogantes.

Llevo tiempo recopilando documentación sobre este apellido que quiero compartir con los estudiosos de éste. Esta es la dirección: http://picasaweb.google.com/indaloxes.

Sabed que todos los que os llamáis Mingorance tenéis vuestro origen en Lanjarón (Granada), aquí nació este apellido.

Si alguien tiene más información puede compartirla en este blog.
Saludos.
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sábado, 11 de abril de 2009

Prehistoria en la Baja Alpujarra

Estudiar un periodo de tiempo tan extenso y lejano se hace harto difícil por la poca cantidad de restos que han sido descubiertos, pero algunos hay y de gran importancia.

En 1868 Manuel de Góngora y Martínez en su libro Antigüedades Prehistóricas de Andalucía recoge el hallazgo prehistórico más importante producido en la Alpujarra, el descubrimiento de una necrópolis neolítica en la Cueva de los murciélagos, en Albuñol.

Gracias a este, conocemos cómo vivían, cómo vestían, que útiles manejaban, que plantas usaban… los antiguos pobladores de la Alpujarra.

En 1831 Juan Martín, propietario de los terrenos donde esta la cueva, se adentró en ella y vio la gran cantidad de guano acumulado en el transcurso de los siglos por los murciélagos que en ella habitaban, este lo usó para abonar sus campos. En 1857 se encontró una muestra de plomo en la cueva, se pensó que había más (en parte debido a la codicia y a la fiebre minera que se daba en esos años en toda la comarca), se formó una compañía minera y se dispuso todo para empezar a explotar la cueva. Al despejar la entrada interior de unos peñascos que la obstruían se divisó una sala en la que yacían tres esqueletos recostados, uno de los cuales ceñía una diadema de oro en el cráneo. Más adelante encontraron doce esqueletos colocados en semicírculo alrededor de un esqueleto de mujer, muy bien conservado y vestido con una túnica de piel abierta por el costado izquierdo y, sujeta por medio de correas enlazadas; también mostraba un collar de esparto, de cuyos anillos pendían caracolas de mar, exceptuando el anillo del centro que ostentaba un colmillo de jabalí labrado por un extremo. El esqueleto de la diadema vestía corta túnica de finísima tela de esparto, también los otros, aunque algo más toscas. Llevaban gorros de esparto doblados en su cono, de forma semiesférica. El calzado también era de esparto, muy bien labrado.

Había junto a los esqueletos cuchillos de esquisto, instrumentos y hachas de piedra, cuchillos y flechas con punta de pedernal pegadas a palos con betún, bolsas de esparto con cortantes armas de guijarro, vasijas de barro adornadas con filas de agujeros o con líneas perpendiculares, unas cocidas al sol y otras al fuego, un gran pedazo de piel gruesa, cuchillos y punzones de hueso y cucharas de madera trabajadas a piedra y fuego con el cazo ancho y prolongado, mango corto y con un agujero para llevarlas colgadas.

Cincuenta cadáveres se encontraron en toda la cueva, todos con sus calzados y trajes de esparto y armas de piedra. También se encontraron unas bolsas de esparto, unas llenas de tierra negra que en su origen serian alimentos, carbonizados por el paso del tiempo, otras, más pequeñas con mechones de pelo, flores, semillas de adormideras o conchas marinas.

Vivían en la edad de piedra, el único metal que conocían era el oro (al presentarse como pepitas y en estado puro), no conocieron ni el cobre, bronce o hierro, usaban armas y herramientas de piedra o hueso. Tenían vasijas de barro de varias hechuras y toscamente labradas, en forma oblonga, con un escaso reborde en el asiento; ligeramente cóncavas y prolongadas, con borde liso o pequeña vuelta en la parte superior; con asas poco salientes o sin ellas y adornos muy sencillos.
Sabían curtir las pieles, pero se vestían, calzaban y cubrían con trajes y esparteñas de esparto finamente trabajado, usaban tintes rojos y verdes para teñirlos.

Con la llegada de los Fenicios a las costas de Adra empezó el comercio con otros pueblos, el alpujarreño se hizo minero para comerciar con los nuevos visitantes, prueba de ello es la tablilla de plomo encontrada en una antigua mina de Berja con más de dos mil años de antigüedad.


En Turón nos encontramos más restos en el Cerrillo del Llanete y en la necrópolis del Marchal, esta última perteneciente a la cultura del Argar.
En Benínar hay indícios de asentamiento humano de la edad del cobre en el Cerrillo de la Gobernadora y del neolítico final en el Cerrillo de la Hoya de Cuenca.

Saludos.

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viernes, 10 de abril de 2009

Los Bérchules, repoblación y apeo 1ª parte

Índice de las suertes nuevamente reconocidas en este libro (de Apeo) de los trances y pagos y personas que los poseen, mandadas reconocer por el Concejo de este lugar, este año de mil setecientos doce.

Reconocidos por Mateo del Castillo, el mayor de los presentes.

Pedro Vicente, una suerte y media.
Julián de Valderenas, una suerte.
Pedro de Mendoza, cuatro suertes.
Pedro Díaz, una suerte.
Gil de Navarrete, una suerte y media.
Juan de Navarrete, una suerte.
Cristóbal Romero, dos suertes.
Francisco Peregrina, una suerte.
Melchor Díaz, una suerte.
Esteban Conrado, una suerte.
Juan de Salas, una suerte.
Sebastián del Castillo.
Alonso del Castillo, una suerte.
Alonso García, una suerte.
Juan de Cifuentes, dos suertes.
Marcos Navarro, una suerte.
Diego Fernández, dos suertes.
Pedro de Valdearenas, una suerte.
Diego Hidalgo, cuatro suertes.
Pedro Zapata, una suerte.
Fabián Díaz, una suerte.
Alonso Guerrero, dos suertes.
Francisco Fernández, una suerte.
Damián Martín, una suerte.
Pedro Fernández, una suerte.
Juan de la Tienda, dos suertes.
Álvaro Rodríguez, una suerte.
Bartolomé Sánchez Navarro, dos suertes.
Bernabé Navarro, una suerte.
Pedro Granados, una suerte.
Juan García Torrehumos, dos suertes.
Alonso Guerrero, el mozo, una suerte.
Pedro Sánchez, dos suertes.
Felipe de Rivas, dos suertes.
Antón Guerrero, una suerte.
Beneficiado, dos suertes con la añadida.
Los sacristanes, dos suertes, con la añadida.
Diego Fernández, una suerte.
José Navarro, una suerte.
Asensio Zapata, una suerte.
Juan del Castillo, una suerte.
María Magdalena, una suerte.
Blas de Rivas, una suerte.
Juan Fernández, una suerte.
Ygnes Morena, una suerte.
Alonso Montoya, una suerte.
Juan de Peregrina, una suerte.
Francisco Fernández del Castillo, una suerte.
Las dos inciertas suertes.
Alonso Sánchez Carpintero, una suerte.

(páginas 358 y 359 del libro de apeo).

Saludos.

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Repoblación de Benínar 1572

En 1572 se produce la repoblación de Benínar, estos fueron los repobladores y su origen según su libro de apeo y repartimiento:
Bartolomé Márquez, natural de Almonaster.
Diego de Vitoria, natural de Navarra.
Andrés Martín, natural de Almagro.
Juan Rodríguez, natural de Otero.
Juan Lopez, de Baza.
Alonso de Coholado, de Orán.
Antón Sardo, de Cerdeña.
Alonso Merino, de Écija.
Martín Rodríguez, de Otero.
Pedro de Hoces, de Sevilla. Juan de Baza que vino en lugar del valenciano Ginés Gambau.
Estos son los 10 cristianos viejos que se asentaron en el pueblo, algunos apellidos se han perdido, otros han perdurado como Vitoria, Martín, Rodríguez.
Esta lista la he transcrito del libro de apeo, corrigiendo los errores que cometió el padre Tapia Garrido en su "Historia general de Almería y su provincia".

Saludos.
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jueves, 9 de abril de 2009

Acequias y molinos de Benínar

Había siete acequias principales y dos secundarias, siempre a partir de «presas» levantadas en el río.
La prolongación de la vega estuvo asegurada por la superposición de pequeños sistemas de irrigación; este denso entramado quedó diferenciado arbitrariamente con la división administrativa consecuente a la creación de los modernos municipios. En la margen izquierda quedaban las denominadas:

1. -Acequia Real o de La Torrecilla, por el paraje de donde partía, nacía inmediatamente antes del molino homónimo (Darrícal) que usaba el agua para, sin dar lugar a regadío, verterla en la acequia; era la más larga del termino (unos cinco km.) y regaba los pagos de El Paso, Hortigüela, El Hornillo, El Cantoncillo, Los Blanquizales, Majalones, Ramblilla, La Joya, La Almazara y Las Cebadillas; en total, poco más de 2.000 celemines. Su primer tramo estaba excavado en piedra, al igual que La Zanja, aunque estaba cubierta.
Daba movimiento a tres molinos. El Molino de la Carigüela, situado en el paraje de Las Quintillas, quedaba emplazado en mitad de un bancal; en línea con el «sistema», disponía de un cubo y una sola piedra. Dejó de trabajar hacia 1960 y sus restos quedan anegados por las aguas del pantano; su situación coincide con la que recogen el Catastro de Ensenada para un molino, por lo que su estructura básica debe pertenecer a esta época. El llamado Molino de los Niños se ubicó en el paraje de La Almazara, en la Ramblilla de Hirmes. Al igual que el anterior, molía permanentemente. En el espacio geográfico, además del molino, existía una almazara (de ahí la denominación del área) en dirección a Darrícal y una yesera con un redil.
La Molineta estaba dentro del casco urbano y era de reducidas dimensiones: una piedra y un pequeño salto en una minúscula casilla para el trabajo.

2.- Acequia Colón, nacía también en término municipal de Darrícal, por debajo de La Torrecilla, gracias a unos surgideros naturales en el álveo; regaba unos 500 celemines del pago Colón, Peñón de la Jaca y Callejón de la Vega, expresiva denominación con la que se reconocía la extrema estrechez del área cultivada. Sólo los sobrantes regaban tierras de Benínar (Las Majadillas).

3.- Acequia del Lugar, nacía en Las Majadillas, término de Darrícal, unos cien metros enfrente y por encima de la Rambla de Turón, y regaba unos 200 celemines de los pagos de La Ramblilla y El Lugar. Definió el perímetro inferior del núcleo principal de la población, por lo que debió de ser diseñada con su fundación, probablemente de la segunda mitad del s. VIII a la primera del IX. Para salvar los Bcos Peneque y de Las Quiebras se construyeron sendas alcantarillas. Daba impulso al Molino del Puente, que se construyó al lado del puente (de ahí su nombre) y tenía un caz y un solo cubo que daba movimiento alternativo a dos piedras. Recibía el encanao (acequia que cruzaba el río o una rambla, impermeabilizándose con launa) del Molino de las Tres Piedras y, a su vez, la daba al Molino de Mecila. La acequia del Lugar tomaba el agua de un nacimiento en el Río y de la agua de éste, encauzándola después por debajo de La Vegueta, monte de olivos, mediante un túnel al que se unían dos minillas más.

4.- Acequia de La Habana, la más baja, captaba las aguas en la desembocadura del Bco del Muerto, atravesando los de Peneque y Las Quiebras; terminaba en el molino, de donde evacuaba al Río, y regaba unos 80 celemines. El Molino Hondero quedaba inscrito en este pequeño sistema, que regaba unos 50 celemines en el Pecho del Algarrobo, de donde sacaron las piedras para el pantano.
Por la margen derecha se distribuyeron las conocidas como:

5.- Acequia del Rincón Alto, que regaba unos 60 celemines de Darrícal.

6.- Acequia del Rincón Bajo, nacía en La Yesera y atravesaba con una mina el tramo inicial del Tajo del Río; regaba unos 1.000 celemines de los pagos del Rincón Bajo, La Rambla y Mecila Alta, el único paraje del municipio que se regaba con los sobrantes, es decir que no dispuso de derecho a riego fijo.
El Molino de las Tres Piedras, situado en la Rambla de Darrícal, disponía de cuatro naves y tres cubos; aunque sólo molía cuando se regaba, por lo que todas las tardes el molinero revisaba la toma de la acequia; el agua sobrante se vertía en el Río durante el invierno, pero en verano se encanaba hacia el Molino del Puente.

7.- Acequia de La Mecila, partió enfrente de El Murallón, algunas decenas de metros por encima del Puente de la Ctra a Turón. Movía el Molino de Mecila, que estaba ubicado, como el anterior, a la otra orilla y con su agua se regaba la Mecila Baja. Era de grandes dimensiones (dos cubos) y tomaba el agua de la acequia homónima, conduciéndola mediante un caz o acequia terriza (en Benínar siempre lo fueron de tierra). Movía también una almazara colindante.

8.- Acequia de Los Pantanos, lindaba con El Murallón donde recogía las aguas del nacimiento homónimo, que era un surgidero natural a un lado del lecho del Río, regaba unos 70 celemines.
Los dos sistemas menores se localizaban Río abajo, también en la margen derecha.

Estaban constituidos por las Acequias del Tajo de las Palomas, con una galería curva, excavada en el tajo del cauce y que regaba doce celemines, y la del Espolón, Río abajo, con veinticuatro celemines.
Saludos.

martes, 7 de abril de 2009

Repobladores de Válor (Granada)

A finales del siglo XVI el pueblo de Válor (Granada) se repobló con gentes del resto del reino, en este caso casi todos son de la provincia de Jaén, estos son sus nombres y procedencia:
Juan Hurtado, vecino de Ibros.
Alonso Ruiz, vecino de Ibros.
Asensio Bollo, vecino de Ibros.
Francisco Martínes, vecino de la Alcarria.
Hernando de Padilla, vecino de Ibros.
Gregorio Bollo, el mozo, vecino de Ibros.
Juan Garzón, el viejo, vecino de Ibros.
Gregorio Bollo, el viejo, vecino de Ibros.
Bartolome de Aragón, vecino de Ibros.
Juan Perez, hijo de Bartolomé Moreno, vecino de Ibros.
Mateo Bollo, vecino de Ibros.
Martín Bollo, vecino de Ibros.
Juan Juarez, vecino de Ibros.
Alonso Martín, vecino de Baena.
Martín Lopez Muñoz, vecino de la Alcarria.
Anton Ballestero, vecino de Ibros.
Pedro Granado, el viejo, vecino de Ibros.
Bartolomé Juarez, vecino de Ibros.
Martín de Torres, vecino de Ibros.
Francisco Muñoz, vecino de Ibros.
Bernardino Ballestero, vecino de Ibros.
Alonso Hurtado, vecino de Baena.
Juan Martínez, vecino de Baeza.
Miguel Bollo, vecino de Ibros.
Bartolomé Garzón, vecino de Ibros.
Diego, vecino del Marmol.
Bernardo Garzón, vecino de Ibros.
Juan Garzón, el mozo, vecino de Ibros.
María Valor, vecina de Úbeda.
Francisco Muñoz, el viejo, vecino de Ibros.
Pedro López, vecino de Ibros.
Miguel Bollo, el mozo, vecino de Ibros.
Miguel Gallego, vecino de Baeza.
Alvaro Vélez, vecino de Priego.
Diego de Córdoba, vecino de Ugíjar.
Rodrigo Cabrezo, vecino de Ibros.
Pedro Garrido, vecino de Ibros.
Bartolomé Moreno, vecino de Ibros.
Lázaro de Padilla, vecino de Bexixar.
Gonzalo Martínez, vecino de Baeza.
Juan de Medina Ferrero, vecino de Ibros.
Juan Benegas, vecino de Baeza.
Antón Coca, vecino de ¿Canena?.
Francisco de Arieta, vecino de Baeza.
Martín Hurtado, vecino de Ibros.
Pedro Juarez, vecino de Ibros.
Pedro Ruiz, vecino de Ibros.
Fernan González, vecino de Ibros.
Fernando de Rosa, vecino de Ibros.
Miguel Rubio, vecino de Baeza.
Juan de Padilla, vecino de Ibros.
Bartolomé Garzón, vecino de Ibros.
Miguel López, vecino de Baeza.
Juan de Rosa, vecino de Ibros.
Fernando Pérez, vecino de Ibros.
Francisco Campos, vecino de Ibros.
Diego Martínez, vecino de Ibros.
Cristobal Juarez, vecino de Ibros.
Sebastian de Morón, vecino del Mármol.
Juan Garrido Marín, no pone procedencia.
Martín López, vecino de Baeza.
Bartolomé Sánchez, vecino de Ibros.
Francisco Martín de Aguilar.
Juan Hurtado, de Ibros.
Diego ¿?, vecino de la Alcarria.
Saludos.
© copyright Indaloxes. 2009

Indalo vs Indaloxes

El nombre de Indalo hace referencia a la pintura ruprestre de un hombre tensando un arco que esta en la Cueva de los Letreros, en Velez Blanco (Almería).
Antiguamente se solía pintar este símbolo en la puerta de las casas para evitar "el mal de ojo", para que no entrase en la vivienda.
Hoy en día es el símbolo de Almería (España), mi tierra.
Mi gran pasión es la historia y, poco a poco, iré publicando en este blog artículos que supongo interesantes para que el que me esta leyendo haga de este blog parada obligada.
También publicaré mis investigaciones genealógicas de los apellidos alpujarreños, todos ellos con origen en los siglos XVI-XVII.