De vez en cuando en prensa, radio o televisión un titular nos hace fijar la vista, oído o ambos, “una persona ha encontrado una bolsa o cartera con dinero y la ha entregado a las autoridades…”
Este hecho de honradez suele ser noticia en los medios de comunicación, a unos pocos les llena de orgullo, a otros de envidia y a nadie deja indiferente ¿Qué nos diría nuestro Pepito Grillo en esa situación?
Corría el año 1901 en Benínar con el reloj parado, en el resto del mundo Guillermo Marconi realiza la primera transmisión y recepción transoceánica de ondas de radio, el presidente Norteamericano William McKinley es asesinado en la ciudad de Búfalo, el científico austriaco Karl Landsteiner clasifica los grupos sanguíneos en A, B, 0 y AB; se otorgan los primeros premios Nobel… noticias que eran sacadas del único periódico que llegaba al pueblo, la Crónica Meridional y que era leído en público, con voz alta y clara por su suscriptor, Facundo Sánchez Quero.
Periódico la Crónica Meridional
Facundo era el patito feo de la familia. Tenía dos hermanos practicando el noble arte de Hipócrates, otro rondando los designios de la catedral de Granada y él, que había vuelto de Granada con una mano delante y otra detrás, en vez de llevar estola y lucir tonsura, se dedicaba al hábil arte de la política. Leyendo y comentando las noticias del periódico llegaba al corazón de sus paisanos a través de sus mentes. De este modo logró su meta, ser secretario del ayuntamiento de Benínar y desde ese puesto intentar amoldar los destinos de Benínar a su conveniencia.
El poyo del Reducto al lado del ayuntamiento era su sitio preferido para sentarse, abrir el periódico y gustaba dejarse rodear de acólitos deseosos de saber lo que ocurría en las tierras habitadas más allá del Cejor, del Llano, de las Piedras de Alcolea o Meloncillos. Aquel día de octubre había más gente de lo normal, muchas caras nuevas y mentes por cultivar, todo debido a que nuestro pueblo por una vez en sus vidas era noticia en el periódico.
La voz de Facundo tronaba, se puso en pie y leía a sus paisanos:
“Buena recompensa”.”Una infeliz mujer, Dolores Prados, encontrose días pasados en Benínar una cartera que contenía 600 pesetas en billetes del Banco de España. Enterada de que el dueño de aquella cartera era un tratante en pieles, que a la sazón se hallaba en el pueblo, la pobre mujer presentose en la posada haciendo entrega del hallazgo. El marchante, que ya había perdido la esperanza de recuperar las 600 pesetas, ante el rasgo de honradez de Dolores Prados la recompensó dándole… las gracias.”
Billete de 100 pesetas
Dolores era una buena mujer, temerosa de Dios y de corazón puro. En su devenir diario por las calles de Benínar encontró una cartera rebosante de billetes. Era la primera vez (y última) que veía tanto dinero. La primera reacción que tuvo fue la de meterla entre el corpiño y piel, mirar a ambos lados, atrás… y salir corriendo buscando un alma a la que confesar aquel descubrimiento.
600 pesetas hubieran dado mucho de sí. El alquiler de una casa costaba cuatro pesetas mensuales. Hubiera podido comprar una o un buen bancal que llenara la despensa de hortalizas. Tuvo que ser una decisión dura, difícil si se medita, sin duda influida por las palabras de Dios que aquel temeroso corazón escuchaban todos los domingos.
Nadie en el pueblo salía a la calle con tanto dinero en la cartera, debía de pertenecer a alguien de fuera.
Los de Benínar sabemos que cuando un forastero llegaba al pueblo se enteraba hasta San Roque, vidas y obras incluidas, no había mejor servicio de información que el de aquel pueblo.
Supongo que fue en la posada, en la que a posteriori regentara Frasquito, donde se presentó Dolores, con piernas temblorosas y voz quebradiza preguntando por aquel forastero, marchante de pieles de zorro, cabra u oveja, con una cartera con 600 pesetas en la mano y las gracias le dieron.
Saludos.
Saludos.
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