lunes, 18 de febrero de 2019

Memorias de Benínar. Entrevista a Juan Gutiérrez Ruiz.


Esta entrega es la segunda de lo que en su día llamé Memorias de Benínar. Os recuerdo que con estas entrevistas  pretendo recoger parte de las vivencias de los benineros dentro y fuera de su pueblo. Resumir en unas páginas una vida es imposible pero por algún sitio se ha de comenzar.

Desde la creación de la Asociación Plaza de Benínar organizamos anualmente un día de convivencia entre benineros y amigos en el camping del pantano, así nos relacionamos y compartimos memorias, vivencias y experiencias del pasado.

Siempre aprovecho la ocasión para entrevistar a alguien, ese año de 2016 veo a Juan Gutiérrez y qué mejor ocasión. Se lo propongo, acepta y damos una vuelta buscando un lugar tranquilo, lejos de ruidos. Al final nos sentamos en las escaleras que dan a la trasera de la cocina, es el lugar más tranquilo que hemos podido encontrar.

Definir a Juan Gutiérrez Ruiz es fácil. Es una persona afable, familiar, trabajadora, dinámica e inteligente que supo conquistar y llevar al altar a lo mejor que la tierra catalana ha dado, a su María.


       Juan con María y su hija en las fiestas de Benínar en 1978


Normalmente me gusta empezar las entrevistas preguntando sobre la infancia o barrio del pueblo donde nació, pero como estábamos hablando sobre los pelados que se daban los chiquillos, así comienzo.

Juan, ¿Cuantas barberías había en el pueblo?

“Que yo recuerde había dos. A mí me cortaba el pelo Antonio el de “doña Rosa”, Antonio Sánchez, que era primo de mi madre y hermano de Mariana y de Rosario que vivía en la Vegueta, abuela de Pepe Añez. Tenía la barbería en la Placetilla del Estanco, en una casa que hacía un ángulo lindando con la de Cecilio. Estaba casado con Soledad, que era sobrina de una maestra que tuvo Benínar, doña Rosa, maestra de mi madre, la pobre acabó ciega. 

Este hombre tocaba el violín, lo tenía colgado detrás de la puerta de la barbería y yo aluciné una vez que lo vi tocar. Me acuerdo que cuando fui al seminario, Rosario Peinado (de los Peinado de Granada) tocaba el violín y un día en clase de música, estábamos en Cuevas de Almanzora, dijo que los más aventajados podían dar clase de solfeo con su hermana y preguntó si alguno sabía lo que era un violín. Yo levanto mi mano y dije:

 “yo sí sé lo que es un violín”

“¡Ah sí...! ¿Qué es un violín?”

“Es una guitarrilla pequeña que se toca con una sierra”.

Los profesores que había delante empezaron a reír a carcajada limpia. Yo pienso… “se están riendo de mí pero tengo toda la razón del mundo”, yo muy serio… me dicen, “si fuera una sierra no quedaría ninguna cuerda”, entonces me di cuenta que no sería una sierra.


Antonio Sánchez y su mujer Soledad


Antonio junto a sus hermanas Rosario y Mariana era la única familia que tenía mi madre en el pueblo. Tenía en la barbería un sillón de vaqueta y para los niños nos ponía un cajón. Cortaba el pelo muy adelantado a su tiempo, los cortes que se hacen hoy día los hacía aquel hombre. Cuando llegaba a casa mi madre me decía que me diera la vuelta, yo me ponía negro porque me decía “ve y dile que te quite esa bilbaína que te ha dejado”, volvía a la barbería y me preguntaba “qué Juanico, ¿Qué dice tu madre…?” “Que me quites la bilbaína…”.

También estaba Joseíco “el de Federo”, padre de María Angustias y Pepe Agus, vivían abajo de la calle Real llegando a la Ramblilla, era barbero.

Lo que no había en Benínar era peluquería de mujeres, entonces, las más atrevidas, como mi madre que se atrevía con todo, era un todoterreno. Viuda tuvo que criar a siete hijos… Ella decía “yo te corto el pelo a lo Garzón”. Los Garzón eran una familia que vivía en Hirmes y no entendía que significaba, con el tiempo entendí que cortaba el pelo a lo garsón, que era una palabra francesa, a lo chico, muy corto por atrás. Muchas mujeres fueron a mi casa a pelarse a lo garsón, también iban a Berja a hacerse la permanente.

Recuerdo que cuando tenía ocho años, en un San Roque vinieron unas chicas muy guapas y se pusieron en la casa de Pepe Pérez, en la habitación que había al entrar a mano izquierda que era pequeñita, tenía una reja en la ventana que daba a la carretera, se pusieron allí a hacer permanentes. Los niños estábamos asomados por la reja. Lo primero que me llamó la atención es que le ponían en las orejas unos moldes que parecían de plástico duro casi transparente y no sé qué cosa les ponían en la cabeza que hacía humo, serían los líquidos de la permanente que eran muy fuertes, era un espectáculo verlas echando humo por la cabeza.

La mayoría de las mujeres iban a Berja a la peluquería, salían temprano con la burra para regresar a las 3 ó 4 de la tarde ya que hubo unos años que no pasaba la Alsina.

¿En qué año naciste?

"A finales del 49, en la casa de mis padres".

De izda a dcha mi casa, el transformador y las escuelas



¿Cómo era la casa?

"Era una casa grande, en el Barrio Alto, en medio de la propiedad de los Martín. Era propiedad de mis abuelos maternos, Felipe Ruiz y Ángeles Sánchez.

La casa tenía una cuestecilla para subir, un corral a cada lado, y cuatro chumberas muy grandes que parecían que tenían troncos de pino grande. Debajo había un plantel de almendros que era de Emilia donde hicieron el transformador de la luz y debajo las escuelas.

El portal estaba orientado al sur, dos columnas grandes, un poyo para sentarse, un pesebre para que comieran las bestias y una puerta enorme con un postigo que se abría de la mitad hacia arriba con grandes clavos. Había una ventana con reja que era de un dormitorio que daba al portal. Al entrar, a la izquierda había dos dormitorios, uno interior y otro con ventana. A la derecha estaba el dormitorio cuya ventana daba al portal. En medio la habitación noble de la casa, con una mesa camilla, un espejo enorme con penachos, cuadros con estampas de mujeres de Julio Romero y los bazares con platos de Talavera, botellas de cristal con tapones de colores, luego había una puerta que daba hacia los dos dormitorios y otra que daba a la escalera que subía arriba donde había una habitación a lo largo y tres pequeñas en el lado izquierdo. Una era un dormitorio, en la del centro había un horno para hacer el pan y donde mi madre hacía el queso, era una azotea con dos arcos, la otra habitación era donde teníamos la leña, y cántaros con cal para darle a la casa antes de las fiestas.

La habitación grande tenía una ventana que daba al oeste, era el lugar con mejores vistas al pueblo, se veía desde lo alto de los San Roques, la Cuesta de Berja, el Cortijillo de los Gitanos, el Peñón Carnero y Sierra Nevada, Escariantes, el Cerro de las Casas, los Meloncillo, el Pecho Murtas, Cerrajón y medio Cucanal. Desde las otras ventanas que daban al sur se veía el otro medio Cucanal, los Tajos del Cejor, el Río, los Arenales, el puente, Cortijo de la Mecila, Cerro de las Viñas y el Pecho del Algarrobo hasta la mitad del Carril".


Vistas desde mi casa


¿Cómo fue tu época en el colegio?


"Empecé a los cinco años, fui a las escuelas nuevas en el Barrio Alto. Me sentaba en los últimos bancos, eran viejos, destartalados, llevaba una cartera de tela que me hizo mi madre. Recuerdo ver en los primeros bancos a José Molina y a Miguel Añez “el de Mariana” que vive en Tarragona, Manuel “el de Rosa”… estábamos juntos de cinco a catorce años.

La escuela era de planta plana, tenía una puerta y tres ventanas a cada lado, había un penacho donde estaba la bandera muy nueva. Era nueva, muy limpia, tenía incluso retrete hecho de cemento del que salía un tubo que iba al “albarrás de Frascorro” donde hicieron un pozo negro, aquello era una novedad en Benínar.

En una pared de detrás del maestro había una foto de José Antonio, otra de Franco y un cuadro de la Inmaculada. En el mes de mayo hacíamos “las flores”, se cantaba y rezaba el rosario, creo que sólo eran los sábados.

Había también dos mapas, el físico y el político.


En la escuela


No llegué a terminar el colegio ya que a la edad de once años me fui al seminario. Era monaguillo y creo que heredé la sotana de Paco “el de Doloricas” ya que me llevaba dos años y medio, largos. Siendo monaguillo vino el obispo a Benínar para las confirmaciones. Se llamaba don Alfonso Ródenas García. Durante la misa comenzó a explicar que en el pueblo había muchos niños, que si alguno querría ir al seminario, allí se podía estudiar y el día de mañana ser cura. Preguntó que si alguno de nosotros quería ir levantara la mano, como el obispo estaba mirando al centro de la iglesia y los monaguillos estábamos sentados en un ángulo donde no nos veía, yo levanté la mano, todo el mundo en la iglesia se puso a reír y el obispo miraba pero no veía mi mano levantada, alguien se lo dijo y el hombre me cogió y colocó delante suya con la cabeza apoyada sobre su prominente barriga. Volvió a preguntar ¿No hay nadie más que se anime? El otro monaguillo, que era Antonio Blanco también se animó y Manuel el de Pepa, que no era monaguillo. Fuimos los primeros seminaristas procedentes de Benínar.

Para hacer el ingreso en el seminario nos preparó doña Pepita que era maestra y mujer de don Rafael, el médico. Teníamos muy buena base porque don Salvador era muy buen maestro. Ese verano estuvimos quince días en el seminario de verano de Aguadulce, se llamaba Seminario de la Reina y Señora, era un sitio impresionante, yo no había visto mármol en mi vida hasta aquel momento".

¿Cómo fue tu vida de seminarista?

"Muy bien, encantado, cuando tú llegas a un sitio con agua corriente, con tres platos de comida en la mesa, tu postre, todo muy ordenado y limpio… yo me fui al paraíso.


En el seminario


Fue la primera vez que salí de Benínar, íbamos en un coche negro que tenía el padre de Paco Ramón, creo que era de aquellos de la escolta de Franco. Como éramos tres, con las respectivas madres, Antonio Blanco fue con el cura, don Antonio en una moto marca Ossa que tenía. El cura iba delante con la moto y el coche detrás. Cuando llegamos a Aguadulce y vimos aquel palacio con los arcos mirando al mar, unas escaleras de mármol verde y blanco…


Recuerdo que el agua tenía un sabor horrible, era de pozo y le poníamos una uva que masticábamos al terminar de beber para quitarnos aquel sabor.

En las clases en el seminario no tuve problema, sacaba buenas notas y durante dos o tres años fui de los primeros de la clase. La cosa cambió al llegar al seminario de Almería capital, era más duro y en cuarto me quedaron dos, las matemáticas no me entraban y la física y química.

Los dos primeros años me los pagó don Antonio el cura, después me dieron una beca hasta cuarto de bachiller pero al suspender aquellas dos asignaturas la perdí, mi familia estaba en Barcelona así que con 16 años lo dejé y me fui allí a trabajar".

¿Dónde empezaste a trabajar?

"Mis hermanos querían que siguiera estudiando pero yo quería ganar dinero. Primero estuve aprendiendo mecanografía para un puesto que había en el ayuntamiento, como se lo dieron a otro me fui a trabajar a la fábrica textil donde estaban mi hermano José y mi hermana María Teresa. Al tener estudios me metieron enseguida, pagaban 600 pesetas mensuales pero como quería ganar más me fui al turno de noche que eran 900, te hablo del año 1966-67. Allí estuve durante 40 años. 


Juan con Paco Ramón


La empresa se llamaba Textiles Riba S.A, teníamos clientes de Canadá, Nueva Zelanda, Líbano, Israel…era la tercera en importancia en España cuando cerró. Le hacíamos tela a Adolfo Domínguez, Toni Miró, Margarita Nuez, Burberry…

Cuando empecé a trabajar en la fábrica éramos trescientas y pico personas, cifra que fue disminuyendo conforme se modernizaba.

Ahora trabajan de comerciales y el trabajo se lo hacen tres empresas diferentes de Sabadell.

Allí conocí a mi mujer que también trabajaba en las oficinas. Mi turno era de doce horas, el de ella de ocho, muchas horas juntos, por eso se hicieron muchas parejas allí.

Como ya estaba cerca de la edad de jubilación cerraron la fábrica y me prejubilé".

Juan Gutiérrez y su mujer María Rovira se implicaron desde el nacimiento de la Asociación Plaza de Benínar, colaboran y ayudan a organizar eventos, como San Roque Chico en Cataluña. Allí vive una comunidad grande de benineros que ama su tierra y se niega a olvidarla a pesar de la distancia y del tiempo.


2 comentarios:

Reha Alcanator dijo...

Gracias por toda la historia de la alpujarra que aportas. Ojala pronto veamos los nombres y apellidos de los repobladores de Mwcina Bombaron

Reha Alcanator dijo...

Estoy interesada en el apellido Ferrer y el apellido Moreno