jueves, 30 de enero de 2020

Doña Antonia, la primera maestra de Benínar


Hace año y medio os conté en un artículo quien fue el primer maestro de nuestro pueblo, en este os voy a contar quien fue la persona que comenzó la alfabetización de nuestras bisabuelas o tatarabuelas.

Con la desaparición de Benínar, el paso de los años y la desidia hacia nuestro pasado ha relegado al ostracismo a una serie de personajes que fueron decisivos en la historia de nuestro pueblo. 

A mediados del siglo XIX Benínar estaba en plena efervescencia económica, tenía industria, agricultura de regadío en expansión y población que no paraba de crecer. Las arcas del Ayuntamiento estaban llenas, había dinero para gastar, así que se decidió invertir en educación. En un pleno se acordó crear dos escuelas de educación primaria, una para niños y otra para niñas.

En la España de mediados de ese siglo el 49% de las escuelas de niñas eran privadas (las de niños un 17%), se daba más importancia a la educación pública masculina que femenina. En nuestro pueblo no fue así, ambas eran públicas pero la asistencia a las aulas dependía más de la mentalidad de los padres y del quehacer diario que de las ganas de aprender. Muchos benineros no fueron escolarizados porque el niño en la mina era más productivo, porque se podía meter en los comunales a “coger” una carga de Mata blanca, Bolinas o lo que pillara para poder cocinar o venderlo, con alto riesgo de llevarse un guantazo o estacazo del guarda (la leña de los comunales se subastaba de forma anual), porque había que acarrear agua, cuidar de la cabra… Las niñas ayudaban a sus madres en las labores y quehaceres de las casas.


Mata blanca


Bolina


Con los años cambia la mentalidad y sociedad, poco a poco las escuelas se iban llenando de párvulos ávidos de conocimientos.

 La escuela de niños comenzó a funcionar en 1856 pero la de niñas fue otro cantar. Debido a la falta de maestras, hay que recordar que por entonces el que una mujer estudiase era muy raro, no había candidata para el puesto en Benínar. También hay que sumar a esto que el sueldo era más bien escaso.

Hubo que esperar hasta 1862, Doña Antonia Rubí López, natural de Roquetas de Mar, aceptó la plaza. Supongo que fueron por ella a Berja y a lomos de un mulo hizo su entrada en el pueblo.

Una bandada de niños revoloteaba a su alrededor con gran algarabía, momentos después el señor cura, el alcalde y secretario hacían su aparición, unos repartiendo pellizcones a los zagales y el otro bendiciones a los adultos.

El ayuntamiento alquiló una casa al lado de la iglesia, en los bajos acondicionó la escuela y en la planta superior se habilitó como vivienda para la maestra.


La casa de la derecha fue la escuela de niñas. Fotografía de Manuel Maldonado Ruiz.


Una muchacha con carrera y soltera en Benínar… Inmediatamente el grupo de alcahuetas del lugar se puso a trabajar,  había que informarse hasta de la talla de enaguas que la señorita Antonia usaba, y es que aquella joven maestra era un buen partido. En aquella ocasión nada tuvieron que hacer los solteros, al pueblo llegó un maestro llamado Salvador Gallego que fue quien la llevó al altar.

Unos 20 años estuvo culturizando a generaciones de benineras.

Desconozco los motivos por los que abandonaron el pueblo, doña Antonia falleció en 1888 siendo maestra de la escuela de El Chive (Lubrín).

Aunque nuestra memoria colectiva la olvidó hace más de un siglo, con este artículo, nosotros, los tataranietos de sus alumnas la recordaremos para siempre. 

Saludos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas, querría saber si en Benínar, entre 1880 y 1940 hubo alguna maestra llamada Loreto Hidalgo Torres o Loreto Izquierdo Torres.

Francisco Félix Maldonado Calvache dijo...

Lo siento, en Benínar no. He consultado mis bases de datos y no tengo ninguna referencia.